Casona indiana de principios del siglo XX con jardín urbano en Mazcuerras

Situada en el centro de Mazcuerras, uno de los pueblos más bonitos de Cantabria, declarado ‘Pueblo Bonito’ en 2008, La Cuesta de la Fuente disfruta de una ubicación privilegiada: elevada, soleada y con vistas abiertas. Junto a la plaza y la bolera, permite vivir la esencia del pueblo desde la privacidad y el confort de una casa moderna rodeada de naturaleza. Mazcuerras, pertenece a la Costa Occidental de Cantabria, a apenas 45 kilómetros de Santander. El occidente cántabro, al contrario que el oriente, ha permanecido a salvo de la construcción masiva debido a la tardanza de la construcción de la Autovía del Cantábrico, completada en el siglo XXI, por lo que no existen desarrollos urbanísticos, que convierte a esta localidad en una exclusiva zona residencial, con grandes casonas, muy cerca de las playas, del Parque natural de Oyambre, el Parque Saja-Besaya y el Monte Corona, con acceso a servicios en pocos kilómetros. Cerca, se encuentra el Real Club de Golf de Pedreña a 40 km, el Real Club de Golf de Oyambre, uno de los mas antiguos de España, y el Club de Santa Marina realizado por Severiano Ballesteros. Además, el aeropuerto de Santander a 30-40 km. y el Hospital Marqués de Valdecilla a 30 minutos. Históricamente fue la antigua Malacoria en el camino de la Ruta de los Foramontanos, antiguos pobladores de Castilla en la época de la Reconquista. Nombrado pueblo de Cantabria 2008 por sus valores históricos, culturales y ambientales. Por su patrimonio arquitectónico, llamada “La aldea de las Casonas” y por su vinculación a la literatura se le conoce como “Luzmela”, por ser el escenario de una de las novelas más populares de la escritora Concha Espina: “La niña de Luzmela”, la cual vivió en esta localidad. También conocida como «el pueblo de las flores» por una gran tradición en el cultivo de las flores, plantas, árboles y que adornan los espacios públicos y las fachadas de sus edificios. Teniendo a Los Viveros Escalante, con más de un siglo de antigüedad y 20 hectáreas de superficie repartidas a lo largo del pueblo, vinculados al diseño de sus espectaculares jardines.

La posición elevada, apertura de sus ventanales y la orientación sureste hacen que la propiedad reciba luz natural durante todo el día. Los amplios ventanales panorámicos enmarcan las vistas al valle y a las montañas, aportando calidez y luminosidad a cada estancia.

Es una casa con alma y presencia, donde cada elemento —la escalera, los suelos, las alturas, la luz— contribuye a una atmósfera serena y elegante.

La arquitectura mantiene intacta su identidad: proporciones equilibradas, materiales nobles y una estructura sólida, pensada para perdurar.

Es una propiedad que no necesita artificios: su valor reside en lo auténtico, en lo bien construido, en lo que ha envejecido con dignidad. Un lienzo excepcional para quien desee conservar su esencia o reinterpretarla con una intervención respetuosa y contemporánea.

La vivienda se encuentra en buen estado estructural y de conservación general, apreciable en la calidad de los elementos originales que han llegado hasta hoy: suelos de madera en buen estado, escalera señorial, volúmenes amplios y una arquitectura sólida y bien proporcionada.

La cocina y los cuartos de baño responden a una configuración anterior y requieren actualización, ofreciendo al nuevo propietario la oportunidad de rediseñar estos espacios y adaptar la distribución a sus propias necesidades y estilo de vida, ya sea manteniendo la esencia clásica o incorporando un lenguaje más contemporáneo.

Asimismo, la vivienda no dispone actualmente de sistema de calefacción, lo que abre la puerta a la implantación de soluciones actuales, como aerotermia, suelo radiante o sistemas híbridos, integradas de forma respetuosa con la arquitectura original.

En conjunto, se trata de una propiedad que permite una intervención consciente y a medida, preservando su carácter histórico mientras se adapta al confort y a las exigencias actuales.

Una propiedad única en el mercado cántabro. Su ubicación privilegiada, la arquitectura cuidada y la combinación de tecnología, sostenibilidad y diseño atemporal garantizan estabilidad de valor y excelente proyección en reventa o alquiler de lujo. Un activo inmobiliario seguro en el corazón verde de Cantabria.