The Sibarist

Un recorrido por los estudios de los artistas seleccionados para la edición de Pensar la Ciudad 2024. Parte 1

Este artículo realiza un itinerario que se detiene en las obras de los seleccionados para explorar sus investigaciones y visiones creativas y analizar cómo su participación en esta iniciativa ha influido en su trabajo.

Obra “Antropoceno”, Sebastián Bayo. Exposición “Pensar la ciudad”. Foto: Nieves Díaz

En septiembre, la convocatoria Pensar la Ciudad, dentro del programa ART U READY promovido por The Sibarist, convocó a artistas emergentes para realizar una llamada a la reflexión sobre la ciudad contemporánea. Sus propuestas establecieron un diálogo sobre el tema aportando sus experiencias reales, investigaciones y deseos marcados por una perspectiva crítica. El resultado de esta primera convocatoria de artistas, llevada a cabo The Sibarist, con la colaboración de un jurado compuesto por la urbanista y comisaria asun rodríguez montejano, los galeristas Elba Benítez y Javier Aparicio, el artista Carlos Garaicoa, el gestor cultural Paco de Blas, el editor Carlos Álvarez y Silvia Hengstenberg, de The Sibarist & ART U READY, cumplió el objetivo de dar voz a esas particulares visiones creativas. Este colectivo ofreció una nueva lectura de los paisajes y sociedades urbanas y este artículo propone un recorrido que tendrá dos entregas y que se detiene en las propuestas de los 14 artistas seleccionados para exponer sus conclusiones y la repercusión en su trabajo al participar en esta apuesta dedicada a fomentar el arte emergente y a actuar como mecenas en la difusión de artistas noveles.

Solange Contreras

Solange Contreras

Solange Contreras (1975) es una artista visual que trabaja con técnicas mixtas, enfocándose en la desigualdad de género y la desconexión con la naturaleza. Utiliza costura y carpintería para recuperar el pensamiento ancestral y cuestionar el modelo neoliberal. Ha participado en exposiciones como Autenticidad (2020) e Inquietud (2021), y ha recibido becas para residencias como CIAN Fabero y Kárstica. 

Obra “Infraestructura Vegetal”, Solange Contreras. Exposición “Pensar la ciudad”. Foto: Nieves Díaz

Infraestructura vegetal destaca la conexión del ser humano con la tierra, subrayando cómo los árboles urbanos mejoran la calidad del aire, reducen el calor y favorecen el bienestar social. El proyecto aboga por una convivencia armónica entre la urbanización y las plantas, promoviendo la diversidad en espacios urbanos limitados.

¿Cuál es tu mayor inquietud sobre la ciudad contemporánea desde tu perspectiva propia como artista?

Considero que en el punto de inflexión en el que nos encontramos, frente a la crisis climática es importante renaturalizar nuestros espacios dentro de la ciudad y no idealizar los espacios naturales como meros paisajes verdes que se encuentran fuera de las áreas urbanas, sino traer las infraestructuras verdes a nuestros barrios, plazas, jardines, edificios, etc.

¿Qué ha supuesto en tu trayectoria participar en esta iniciativa de ART U READY?

Para mí participar en la convocatoria Pensar la ciudad, fue una experiencia muy interesante que abrió nuevas perspectivas en mi carrera artística, ya que recibí el primer premio de esta convocatoria y me permitió desarrollar una exposición individual, desde la concepción del concepto, obra y acompañamiento del proceso por parte de la comisión de Sibarist.

¿Cuál es para ti el paisaje urbano idílico del futuro más cercano?

En lo personal, considero que el paisaje idílico no existe, creo fielmente en la convivencia de lo humano con la vida no humana en colaboración, esto quiere decir dejar hacer a la naturaleza según sus reglas, intentando adaptarse a sus dinámicas de crecimiento, de manera desjerarquizada y horizontal. Hoy más que nunca es necesario más zonas verdes en las fachadas de los edificios y en las plazas, así se generan otras cadenas tróficas como los insectos y los pájaros, necesarios para el correcto funcionamiento de la vida en la ciudad.

¿En qué estás trabajando ahora y en qué ha influido participar en la iniciativa de Pensar la Ciudad?

Ahora estoy trabajando en la próxima exposición individual, que se llevará a cabo en El Invernadero de Sibarist en la semana de Arcomadrid, en la cual se activará el espacio con obras específicas para este sitio, generando una experiencia estética y sensorial frente a la instalación que funciona como un refugio o como pequeñas posibilidades de calma frente al ritmo acelerado de la ciudad.

Solange Contreras es la artista ganadora del premio especial del jurado de la primera convocatoria y hará una próxima exposición individual en la semana de ARCO en El Invernadero.

Chema Rodríguez

Chema Rodríguez

El trabajo de Chema Rodríguez (1988) gira en torno a lo escenográfico, esto le lleva a trabajar en una variedad de formatos, incluyendo la fotografía, la escultura y la instalación.

Obra “Hacer-des-hacer”, Chema Rodríguez. Exposición “Pensar la ciudad”. Foto: Nieves Díaz

Su obra aborda la intervención humana a través de la sustancia, los aspectos fenomenológicos y semiológicos, considerando su trabajo como una investigación continua en lugar de una obra finalizada. Su proceso multidisciplinario, aunque aparentemente fragmentado, refleja una unidad que cuestiona la percepción del mundo y la relación con el entorno y las interacciones humanas. Su proyecto Hacer-des-hacer explora la dinámica de hacer y deshacer estructuras, siguiendo el deconstruccionismo de Derrida para cuestionar dualismos tradicionales como presencia/ausencia y razón/emoción. La obra incluye una escultura interactiva de módulos reconfigurables que ejemplifica la flexibilidad y la naturaleza cambiante de los significados. El autor ha realizado residencias en diversos programas internacionales y ha participado en múltiples exposiciones, con su obra presente en varias colecciones de arte, tanto en Europa como en América.

¿Cuál es tu mayor inquietud sobre la ciudad contemporánea desde tu perspectiva propia como artista?

Mi mayor inquietud tiene mucho que ver con las diversas derivas a las que están sometidas algunas ciudades, en primer lugar la dificultad de acceso a la vivienda por el encarecimiento de los precios y lo todo lo que esto conlleva en términos de un desarrollo social sano en materia relacional; el hacinamiento en espacios diminutos llenos de carencias desde lo más básico que debe llevar una vivienda: luz y ventilación. Después la eliminación de zonas verdes para la construcción de plazas duras, esto es algo que está pasando incluso en los pueblos donde esperas que las zonas verdes abunden. 

¿Qué ha supuesto en tu trayectoria participar en esta iniciativa de ART U READY?

Ha sido muy positivo para mi trayectoria, gracias a esta iniciativa se ha acercado a mi trabajo más gente de la que esperaba, ha habido interacciones interesantes. Por otra parte he desarrollado el concepto del proyecto Hacer-des-hacer, sometiéndolo a una evolución cuyo resultado se está traduciendo en diversas obras de carácter multidisciplinar. Y por supuesto, conocer al equipazo humano que hay detrás de todo esto, que se han portado súper bien en todo momento y al cual le estoy muy agradecido por su atención y resolución de cuestiones que han ido apareciendo alguna que otra vez. 

¿Cuál es para ti el paisaje urbano idílico del futuro más cercano?

Mi paisaje urbano idílico sería aquel que esté enfocado principalmente al peatón, ya que las ciudades enfocadas en los peatones mejoran la calidad de vida al fomentar la actividad física, reducir la contaminación y ofrecer espacios seguros y tranquilos que fortalecen la interacción social. Además, promueven la sostenibilidad ambiental y dinamizan la economía local al potenciar el comercio de proximidad. Este modelo urbano inclusivo y resiliente crea comunidades más saludables, equitativas y conectadas, pero claro, para alcanzar algo así hace falta mucha sensibilización y concienciación al respecto y creo que esto es algo que a pie de calle no se puede hacer, debe venir desde un ámbito político realmente comprometido con ello.

¿En qué estás trabajando ahora y en qué ha influido participar en la iniciativa de Pensar la Ciudad?

Estoy inmerso en un proyecto que verá la luz en la galería Untagged Art Domo de Sevilla, un espacio singular de dos niveles que aúnan un diálogo arquitectónico interesante, el nivel a pie de calle obedece más al concepto del cubo blanco, muy luminoso y con techos altos, en cambio, el nivel inferior, es un antiguo aljibe, una cueva que pertenece a los subsuelos del barrio de la judería. En este espacio verá la luz el proyecto que lleva por nombre Deshacer una montaña\hacer otra, de carácter multidisciplinar de obras inéditas y cuyo texto será de Jordi Pallarès. La influencia de este proyecto proviene del que realicé en Pensar la Ciudad. En este caso, me he desprendido del carácter deconstruccionista y lo he llevado a un espacio más personal, a la dinámica de la circularidad humana en un diálogo que busca cuestionar narrativas establecidas, simbolizando un ciclo de destrucción y reconstrucción, tanto en el entorno como en las dinámicas sociales, a través de la agitación háptica y la construcción colectiva de la percepción. 

Daniel Hernández Barrio

Daniel Barrio

Daniel Barrio (1988) es un artista visual cubano que reside en Madrid. Inició su formación en pintura en la Academia de Artes Visuales de Cienfuegos y amplió su conocimiento con estudios en Dirección de Arte en la Escuela de Cinematografía de Madrid. Aborda temas culturales, sociales y políticos a través de un enfoque interdisciplinario que fusiona habilidades visuales y escenográficas. Utiliza la pintura como herramienta expresiva y política, manipulando imágenes para generar nuevos significados sobre la sociedad contemporánea. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas, destacando El espacio es el Paisaje (Madrid, 2024) y Debajo de Cada piel (negra) siempre hay otra piel (Madrid, 2024), además de ferias como Estampa (Madrid, 2023). 

Obra “Utopía", Daniel Barrio. Exposición “Pensar la ciudad”. Foto: Nieves Díaz

Su obra reflexiona sobre cómo la migración transforma la identidad y trata la efímera permanencia de los hogares en contextos de desplazamiento. Influenciado por la sociología del espacio de Henri Lefebvre, examina cómo los entornos urbanos globalizados deshumanizan a las personas bajo el control de gobiernos y corporaciones. En este contexto, el arte se presenta como un refugio frente a la vigilancia y la comercialización de la identidad, promoviendo la resistencia cultural y la preservación de la diversidad.

¿Cuál es tu mayor inquietud sobre la ciudad contemporánea desde tu perspectiva propia como artista?

Lo que más me inquieta de la ciudad contemporánea es su voracidad, esa capacidad de crecer sin pausa y, al mismo tiempo, olvidar. La ciudad se devora a sí misma: construye, borra, reconfigura. Los espacios pierden su historia, los objetos son desechados antes de cumplir su ciclo, y la memoria se diluye entre el ruido y la velocidad. Me obsesiona esa tensión constante entre lo que permanece y lo que desaparece, entre la resistencia y el olvido. Desde mi trabajo intento enfrentarme a ese ritmo frenético con un gesto pausado, con procesos que exigen lentitud, atención y cuidado. Trabajo con materiales que la ciudad rechaza (cartones de embalaje, fragmentos publicitarios, papeles olvidados), para darles un nuevo sentido, para rescatar de ellos esa memoria que amenaza con desvanecerse. Creo que la ciudad es también una gran ruina en construcción constante, y mi inquietud radica en cómo podemos detenernos a escuchar esas ruinas antes de que se pierdan del todo.

¿Qué ha supuesto en tu trayectoria participar en esta iniciativa de ART U READY?

Cuando llegó la invitación para participar ya estaba inmerso en la creación de obras que giraban en torno a la memoria y la transitoriedad. Trabajaba con frescos sobre materiales que, a simple vista, parecían no tener valor: cartones de embalaje usados, fragmentos de publicidad abandonados… objetos que alguien desechó y que yo recogí por la historia silenciosa que cargaban. Esa materia olvidada ya formaba parte de mi reflexión sobre lo que la ciudad deja atrás, sobre la fragilidad que envuelve lo cotidiano.

Pero ART U READY me abrió otra puerta. Dejó de ser un diálogo íntimo entre mis manos y esos materiales para convertirse en una conversación colectiva. Ya no estaba solo en el estudio, sino dentro de un entramado más amplio donde otros artistas también cuestionaban cómo habitamos y pensamos la ciudad. De pronto, esas ruinas contemporáneas que suelen pasar desapercibidas cobraron más sentido, no solo como materia de trabajo, sino como parte de un lenguaje compartido.

Poner mi obra en diálogo con otras miradas y con la ciudad misma fue revelador. Reafirmó la importancia de ese gesto pausado con el que trabajo, casi como un acto de resistencia frente al ritmo frenético con el que todo se consume y se olvida. Comprendí que lo que busco no es solo rescatar materiales desechados, sino también ofrecer a quien observa la posibilidad de detenerse, de mirar con otros ojos.

Pensar la Ciudad no fue solo una oportunidad para exponer mi trabajo, fue un espacio donde mi proceso artístico se expandió. Más allá de las piezas, se convirtió en un diálogo vivo con la memoria urbana, con sus silencios y sus fisuras. Un recordatorio de que, a veces, lo verdaderamente valioso está en aquello que nos tomamos el tiempo de observar.

¿Cuál es para ti el paisaje urbano idílico del futuro más cercano?

No me interesa imaginar una ciudad perfecta. La perfección, al final, es fría, rígida…,  inerte. Prefiero pensar en una ciudad que se permita ser vulnerable, que no esconda sus heridas bajo capas de cemento liso y fachadas impecables. Me atrae la idea de caminar por calles donde las paredes cuenten historias, donde lo nuevo no haya arrasado con lo que fue, sino que conviva con ello, como dos voces distintas que se cruzan en la misma conversación.

Sueño con un lugar que no viva obsesionado con avanzar, con producir, con borrar el pasado a toda costa. Una ciudad que sepa detenerse, respirar, escuchar el eco de lo que fue. Donde los espacios abandonados no se cubran de olvido, sino que se integren al presente como recordatorios de que todo es frágil, de que nada es eterno.

Imagino plazas donde la gente pueda sentarse sin prisa, sin la sensación de que el tiempo les pisa los talones. Lugares donde el arte no esté colgado de las paredes como algo decorativo, sino que brote de las grietas, que invada los muros, que transforme los rincones olvidados. Que nos haga detenernos, mirar, pensar.

Esa ciudad no tendría miedo de sus contradicciones. Avanzaría, claro, pero también sabría cuándo detenerse, cuándo mirar atrás. Sería una ciudad que acepte sus sombras, sus vacíos, sus ruinas. Una ciudad que no se avergüence de mostrar sus cicatrices, porque entiende que ahí, precisamente ahí, es donde reside su verdad.

¿En qué estás trabajando ahora y en qué ha influido participar en la iniciativa de Pensar la Ciudad? 

Ahora mismo sigo inmerso en Ozymandias y El Sembrador—proyectos que han crecido y respirado de otra manera desde mi paso por Pensar la Ciudad. Trabajo con frescos sobre soportes que, en su origen, fueron sembrados—sí, sembrados—de forma física o mental: papeles gastados, cartones deformes, libros olvidados, objetos que alguna vez tuvieron sentido y ahora… ahora esperan. Materiales que nacieron de la tierra y que, al ser descartados, regresan a un ciclo de transformación—como nosotros, como todo. 

Esos soportes, frágiles y vencidos, son reflejos de nuestros propios cuerpos. Somos eso: piel que se rompe, huesos que crujen, memoria que se erosiona. Así como el papel se deshace entre los dedos o el cartón se dobla con la humedad, nosotros también somos materia expuesta al tiempo—al desgaste inevitable. 

Y ahí es donde La parábola del sembrador de Octavia Butler cala hondo. Su forma de entender la siembra como un acto de fe y de conciencia resuena profundamente en mi trabajo. Sembrar es aceptar que todo puede perderse, pero también es confiar en que algo nuevo puede crecer. Del mismo modo, intervenir estos materiales rotos implica reconocer su fragilidad y, al mismo tiempo, su potencial para sostener nuevas narrativas. Al tocar estos objetos, intento sembrar preguntas—preguntas que se quedan latiendo—sobre cómo habitamos el mundo, cómo enfrentamos el paso del tiempo… cómo nos relacionamos con la certeza de lo transitorio. 

A la par, Ozymandias dialoga con la obra de Percy Shelley, que reflexiona sobre la fugacidad del poder y la vulnerabilidad de lo construido. Los lugares que ocupamos, al igual que los imperios que menciona Shelley, están destinados a desaparecer. Sin embargo, son también espacios que nos moldean, nos configuran. Gaston Bachelard decía que los espacios que habitamos también nos habitan a nosotros, y esa idea ha sido clave para entender cómo estos objetos descartados pueden transformarse y recuperar significado.

Pensar la Ciudad reforzó todo esto. Me empujó a ir más hondo, a entender que cada obra puede ser una siembra—una resistencia frente al olvido, pero también una aceptación serena de lo efímero. El arte no es solo crear; es también dejar que algo germine. Mis obras son fragmentos de ciudades, de cuerpos, de historias que, aunque desgastadas, aunque agrietadas, todavía tienen algo que decir. Y yo solo intento escuchar. 

Carme Aliaga

Carme Aliaga

Carme Aliaga (1971) nació en Terrassa, donde actualmente vive y trabaja. Se licenció en Bellas Artes con especialización en pintura por la Universitat de Barcelona. A lo largo de los últimos años, ha presentado varias exposiciones individuales y ha participado en numerosas muestras colectivas en ciudades como Madrid, Barcelona, Lleida, Copenhague, Odense, Skagen, Ámsterdam, Buenos Aires, Estrasburgo y París. Algunas de las obras de Carme Aliaga están incluidas en destacadas colecciones de arte. Entre sus logros, resalta haber recibido el Primer Premio Ricard Camí, lo que le permitió formar parte de la Colección BBVA-Caixa Terrassa. Además, su trabajo está presente en la Colección Testimoni de Caixabank, en la Colección de la Fundación Banc de Sabadell y en la Colección Fundación Vila Casas.

Obra “Origami urbà", Carme Aliaga. Exposición “Pensar la ciudad”. Foto: Nieves Díaz

Uno de sus trabajos más significativos es Origami Urbà, una obra realizada en técnica mixta sobre madera que combina collage y pliegues de papel para crear prismas visuales. Esta pieza fusiona el arte del origami con la representación del entorno urbano, utilizando la ciudad como metáfora de la complejidad humana y su constante transformación. La obra destaca la interacción de la luz con las formas arquitectónicas y las geometrías que genera, contraponiendo la solidez de las estructuras con la fragilidad del papel. A través de la superposición de tiempos y experiencias de los espacios, crea estructuras pictóricas que se expanden en el espacio escultórico, usando colores vibrantes y textos aleatorios para sugerir, más que describir, la esencia del entorno urbano.

¿Cuál es tu mayor inquietud sobre la ciudad contemporánea desde tu perspectiva propia como artista?

Que pierdan la identidad y la auténtica personalidad. Que acaben todas pareciéndose demasiado. Que acaben convirtiéndose en parques temáticos. Y sobre todo quisiera que queden restos de lo que un día fueron. Preservar partes del pasado aunque evolucionen, que veamos estratos de todos los momentos anteriores. Me gusta que convivan momentos y épocas diferentes.

¿Qué ha supuesto en tu trayectoria participar en esta iniciativa de ART U READY?

Una posibilidad de volver a exponer en Madrid y dar visibilidad a mi trabajo fuera de mi entorno habitual. También el tener un buen feedback.

¿Cuál es para ti el paisaje urbano idílico del futuro más cercano?

Que incluyan y respeten los espacios verdes y sobre todo que haya un criterio estético. Que aún ordenando los espacios de forma funcional no se excluya lo humano. Hacer las cosas bonitas y agradables a la vista.

¿En qué estás trabajando ahora y en qué ha influido participar en la iniciativa de Pensar la Ciudad? 

Estoy preparando una exposición para abril y estoy explorando nuevas formas e ideas siempre con el trasfondo de las estructuras arquitectónicas. Me he reafirmado en el camino que inicié a explorar a partir de la pieza que presenté Origami urbà. Construir desde la fragilidad para hacer las cosas más humanas.

Rodrigo Moreno Pérez

Rodrigo Moreno

Rodrigo Moreno (1994) es un artista visual centrado en la pintura y el dibujo. Su formación académica se desarrolló en la Universidad Complutense de Madrid, donde obtuvo el Grado en Bellas Artes, además de completar un Máster en Investigación, Arte y Creación y otro en Formación del Profesorado. Rodrigo Moreno está desarrollando su tesis doctoral sobre visiones gráficas y su conexión con las artes y la arquitectura. Su carrera ha sido apoyada por becas y residencias artísticas, como las de San Millán y Ayllón, y ha recibido premios como el del Centro Canalejas y Four Seasons. Su obra, reconocida en exposiciones nacionales e internacionales, se centra en la ciudad contemporánea y la arquitectura como reflejo del progreso humano. 

Obra “Torre A", Rodrigo Moreno. Exposición “Pensar la ciudad”. Foto: Nieves Díaz

A través de su investigación sobre la arquitectura moderna, considera esta disciplina como la “escultura del siglo XXI”. Su trabajo aborda la dualidad entre la fascinación por la innovación arquitectónica y los desafíos de sostenibilidad, equidad social y conservación cultural. Ejemplos como Torre A, inspirada en la reforma del Santiago Bernabéu, combinan fotografía y edición digital para mostrar la complejidad estética y social de la arquitectura, invitando a reflexionar sobre las dinámicas de poder y progreso en las ciudades modernas.

¿Cuál es tu mayor inquietud sobre la ciudad contemporánea desde tu perspectiva propia como artista?

 En el intento de comprender el significado del arte para el ser humano, observo la necesidad de entender el mundo que nos rodea, tanto el contexto social, como el espacio físico en el que habitamos: la arquitectura. Ya sea dentro de los edificios o los espacios definidos entre ellos, continuamente nos situamos en torno a ambientes transformados por la ambición humana. 

La arquitectura, concebida como la escultura del siglo XXI, es una forma de arte en la cual habitamos y está en continua relación con la vida del ser humano. Al igual que el arte plástico, evoluciona y se adapta al mundo actual en el que vivimos según vamos adquiriendo nuevos conocimientos o experiencias. De esta manera, al crear o construir, tratamos de encontrar nuestra identidad como individuos. 

Partiendo de la exploración de la ciudad contemporánea y centrándome en la intrincada relación entre la ambición humana y el poder tecnológico que impulsa el desarrollo urbano, busco reflejar en el desarrollo de mi obra esta dualidad a través de lugares de gran expansión arquitectónica. 

En estos enclaves, la arquitectura se erige como un testimonio vivo del dinamismo y la innovación que busca estar en constante transformación. Desde los imponentes edificios que se alzan hacia el cielo, hasta las estructuras vanguardistas que desafían los límites de la creatividad, cada construcción cuenta una historia única de ambición, poder y progreso. 

Sin embargo, detrás de la apariencia futurista y deslumbrante de muchos de estos proyectos arquitectónicos, también se oculta una compleja realidad. La rápida expansión y acelerado desarrollo urbano plantean desafíos significativos en términos de sostenibilidad, equidad social y preservación cultural. La ambición humana y el poder tecnológico, aunque impulsan el crecimiento y la modernización, también pueden generar tensiones y desigualdades en el tejido social y medioambiental.

Por tanto, mi obra no solo busca capturar a través de la plástica la impresionante belleza visual de estos paisajes urbanos en constante evolución, sino también profundizar en las fuerzas y dinámicas subyacentes que moldean su desarrollo. A través de un enfoque multidisciplinar que combina la investigación arquitectónica, el análisis socioeconómico y la reflexión cultural, aspira a arrojar luz sobre los aspectos tanto positivos como desafiantes de la expansión arquitectónica contemporánea.

¿Qué ha supuesto en tu trayectoria participar en esta iniciativa de ART U READY?

 Ha sido una experiencia muy significativa en mi trayectoria artística. Formar parte de un proyecto tan atractivo, con tal planteamiento, no sólo ha supuesto una oportunidad para compartir mi visión y trabajo, sino también para conectar con una temática que enlaza de forma directa con la filosofía y el enfoque que desarrollo en mi obra.

La temática central de este proyecto, la ciudad contemporánea, coincide directamente con mi interés artístico por explorar la relación entre el ser humano y su entorno construido a través de los espacios en construcción, la arquitectura y los elementos que hacen posible su transformación. Mi obra busca capturar y reflexionar sobre los procesos dinámicos que dan forma a los espacios que habitamos, y participar en Art U Ready me ha permitido profundizar en estos conceptos ofreciéndome una plataforma para dialogar con otros artistas y públicos que comparten inquietudes similares.

¿Cuál es para ti el paisaje urbano idílico del futuro más cercano?

 Desde mi perspectiva, el paisaje urbano del futuro debería surgir de una reflexión sobre la relación entre la ambición humana, el avance tecnológico y la necesidad de un equilibrio social sostenible y conservación cultural. Más que un concepto fijo, este paisaje representa una ciudad en constante evolución, que combina innovación arquitectónica con la capacidad de responder a los desafíos sociales, culturales y medioambientales inherentes a su desarrollo.

Imagino ciudades donde la arquitectura no solo simboliza el progreso tecnológico, creativo y de modernización, sino que también actúa como una herramienta consciente y funcional que atiende las necesidades del presente mientras proyecta un futuro sostenible. Este paisaje urbano crece desde sus raíces y se enriquece al integrar el patrimonio histórico y cultural en su narrativa contemporánea, logrando un diálogo entre pasado, presente y futuro. 

¿En qué estás trabajando ahora y en qué ha influido participar en la iniciativa de Pensar la Ciudad?

 Actualmente, sigo trabajando en torno a las mismas ideas que han guiado mi trayectoria artística: la exploración de los espacios en construcción y los procesos que transforman nuestro entorno urbano. Como artista, no concibo mi obra como algo que deba ajustarse a temáticas diversas y cambiantes en función del contexto o del público al que me dirijo. Más bien, mi trabajo se sustenta en una línea conceptual sólida que refleja inquietudes profundas, ya que, siempre me han fascinado los temas relacionados con el desarrollo arquitectónico, tanto desde un punto de vista visual como conceptual. 

Participar en Pensar la Ciudad ha sido una experiencia enriquecedora que no solo reafirma mi compromiso con estas ideas, sino que también me impulsa a seguir desarrollándolas. 

Delfina di Giacomo y Wanda Acevedo

Delfina di Giacomo y Wanda Acevedo

Delfina Di Giacomo (2001) y Wanda Acevedo (2001), ambas estudiantes argentinas de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido en la FADU (UBA), se conocieron mientras colaboraban en la realización del cortometraje documental Albores, dirigido por Acevedo y editado por Di Giacomo. Juntas también se encargaron del diseño sonoro de la obra. En 2022, iniciaron una investigación conjunta que culminaría en Urdimbre: morfologías e identidad en el espacio público, un video ensayo experimental que explora el comportamiento humano y su condicionamiento en la esfera pública. Este proyecto ha sido seleccionado en diversos festivales y muestras independientes de Buenos Aires, destacándose en la cuarta edición de la Muestra Magma (2022), en el primer Festival de Cortos de Amorina Cine Bar (2023) y en la 12ª edición del Festival Cajeta de Pandora (2023). Recientemente, Di Giacomo estrenó Repercusión, un video minuto de animación, en la segunda edición del Festival de Cine de Ezeiza, mientras que Acevedo presentó su más reciente trabajo, Periferias, en el Festival Vereda Sur.

Urdimbre se adentra en cómo las líneas, recorridos y formas del espacio público configuran una red de circulación continua, que refleja el flujo constante de la vida urbana. Inspiradas por la analogía entre los tejidos de lana y los ‘no-lugares’—espacios impersonales y automatizados—, las creadoras exploran cómo la movilidad perpetua en estos entornos promueve un avance ininterrumpido, sin la posibilidad de detenerse o retroceder sin alterar el flujo. Este fenómeno contribuye a la pérdida de la identidad individual. El proyecto busca reivindicar estos espacios urbanos, invitando a una interacción más activa y consciente con ellos.

¿Cuál es tu mayor inquietud sobre la ciudad contemporánea desde tu perspectiva propia como artista?

Urdimbre es un proyecto en el cual se ponen en juego las líneas, los recorridos y las formas que surgen en el espacio público. Este proyecto nace como una respuesta a la curiosidad visual, o como un reflejo de esta. Transitar una y otra vez las mismas zonas nos llevó a intentar identificar/inventar una lógica detrás de ellas.

Vimos en los tejidos de lana una suerte de conexión, de analogía (no poco explorada), que es la percepción de los espacios públicos como redes tejidas y mediadas en donde los individuos circulan, pero más específicamente, avanzan. Nuestro foco queda entonces puesto en los no-lugares, estos espacios públicos, impersonales y automatizados donde la movilidad y la circulación constantes delegan la identidad individual a un segundo plano. Esta pérdida de identificación nos impulsó a buscar una manera de reivindicar lo urbano, de poder generar una vinculación propia, activa y consciente con esos espacios que poco parecen tener de nosotras.

¿Qué ha supuesto en tu trayectoria participar en esta iniciativa de ART U READY?

Somos dos estudiantes de la universidad pública de Argentina, sin dudas haber tenido la posibilidad de mostrar nuestro proyecto en otro país, a cargo de una muestra nos ha significado, no sólo una gran oportunidad de exposición, sino también una gran oportunidad de aprendizaje acerca del movimiento internacional de las obras de arte. Haber participado en ART U READY implica un primer paso en nuestra formación como artistas visuales. 

¿Cuál es para ti el paisaje urbano idílico del futuro más cercano?

Sentimos que se están empezando a ver y notar las fisuras de las estructuras que creíamos firmes. Un poco en Urdimbre exploramos eso: los quiebres, lo desacomodado, lo que pasa desapercibido a quien no mira, pero lo que quien observa no puede pasar por alto. En el paisaje idílico del futuro se tensan las redes que nos unen hasta quebrarse y dar paso a lo que pasamos por alto. 

¿En qué estás trabajando ahora y en qué ha influido participar en la iniciativa de Pensar la Ciudad?

Pensar la Ciudad nos ha reafirmado nuestro interés acerca de la ciudad, nuestros comportamientos en ella y la manera en la que influye en nuestras vidas. Tanto en nuestros proyectos personales, como en los que realizamos en conjunto, esto nos sigue interesando y atravesando. 

Dayana Trigo

Dayana Trigo

Dayana Trigo (1990) es una artista cubana que se mueve entre La Habana y Madrid, donde obtuvo su doctorado en Bellas Artes en la Universidad Complutense. Con una sólida formación pedagógica en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro de Cuba, ha sido parte de eventos de gran relevancia como la XI y XIII Bienal de La Habana, y ha sido seleccionada para residencias artísticas en Azkuna Zentroa.

Su obra, profundamente influenciada por la arquitectura, explora conceptos como el objeto-testigo y la arquitectura sensorial. A través de instalaciones y objetos que funcionan como cápsulas de tiempo, Trigo invita a cuestionar las fuentes y los significados detrás de sus creaciones. Un ejemplo destacado es su díptico, que juega con la interacción entre lo íntimo y lo social a través de la figura del “alma”, la pequeña columna de madera en el interior de los violines.

Obra “Lugar del alma", Dayana Trigo. Exposición “Pensar la ciudad”. Foto: Nieves Díaz

La pieza incluye un video en loop y una partitura circular: el video repite una y otra vez el fallido intento de colocar el alma en el violín, transformando este gesto en una metáfora política que simboliza la constante búsqueda de un lugar en un espacio armónico. La partitura circular, acompañada de fotografías urbanas del alma en diferentes escenarios, utiliza una notación improvisada para reflejar la incompletitud y la búsqueda constante del alma, tanto en la música como en la vida urbana.

A través de esta fusión de video, fotografía y partitura, Trigo plantea una reflexión sobre la construcción del individuo y lo colectivo, y sobre la relación entre la arquitectura sonora y la arquitectura urbana, invitando a los espectadores a una experiencia sensorial y reflexiva sobre el espacio, el tiempo y la identidad.

¿Cuál es tu mayor inquietud sobre la ciudad contemporánea desde tu perspectiva como artista?

Me interesa la ciudad como territorio en el que se activan patologías virtuales, sociales, humanas; la ciudad que manifiesta una tensión entre su estructura material y sus dimensiones simbólicas e históricas, entre lo privado y lo íntimo, entre lo público y lo social; la ciudad donde los lenguajes irrumpen, se desmiembra y reconectan continuamente. 

Desde esta perspectiva, la obra Lugar del alma (registro 2) trabaja la ciudad como caja de resonancia que metaboliza energías, flujos y significados que de alguna forma contribuimos a modular, y donde lo que entregamos nos es devuelto, amplificado y transformado, como un eco simultáneo de vitalidad y atenuación. 

La ciudad que puede reconocerse en esta obra es el resultado de una búsqueda y una deriva potenciadas por situaciones de armonía y desarraigo que evidencian la complejidad y fragilidad humanas frente a su anhelo de trascendencia, de permanencia. Dichas inquietudes aparecen representadas a través de gestos fotográficos capturados en el andar citadino y que señalan posibles escenarios para el “alma”, nombre de la pequeña columna de madera ubicada en el interior de los instrumentos de cuerda frotada.

¿Qué ha supuesto en tu trayectoria participar en esta iniciativa de ART U READY?

Mi participación en ART U READY ha supuesto un afluente en mi carrera que se ha convertido en un centro, otro centro desde el cual he descubierto y empezado a visibilizar ideas a las que apenas comenzaba a prestar atención o estaban encubiertas dentro de otros proyectos. De manera general, me ha brindado la posibilidad de interactuar con otros artistas y profesionales del arte en un contexto inédito para mí, destacando su capacidad de expansión y su intención de generar propuestas en múltiples direcciones, lo que ha propiciado una apertura hacia nuevas miradas y colaboraciones.

¿Cuál es para ti el paisaje urbano idílico del futuro más cercano?

Aquel que reconoce su incompletitud, potencia múltiples realidades y no restringe el espacio de la afectividad y la improvisación. Imagino un paisaje que invita a sus personajes a interactuar con sus límites, a moldearlos, y donde cada elemento es reflejo de una arquitectura y una disonancia armónicas. Una ciudad como un ecotono —concepto que he utilizado en el proyecto inédito “Testigo líquido”— y que consiste en una zona de transición en la que coexisten especies de varios ecosistemas y donde la tensión entre sus componentes se manifiesta de manera productiva. Un espacio de máxima interdependencia entre comunidades limítrofes, entre divergencias. La ciudad donde cada rincón es resignificado por quienes lo habitan. 

¿En qué estás trabajando ahora y en qué ha influido participar en la iniciativa de Pensar la Ciudad?

Siempre trabajo en varios proyectos a la vez para que las ideas se aireen y no aburrirme. En cuanto a Lugar del Alma (registro 2) y mi participación en Pensar la Ciudad, ha sido un punto de partida y exploración para desarrollar esta serie de obras en diferentes formatos y a partir de múltiples emplazamientos citadinos. La iniciativa de esta convocatoria en concreto me que ha incitado a crear diversas disposiciones de una misma idea, y cuyo conjunto permitirá mostrar esos hilos subterráneos que trazan la complejidad entrópica y cambiante que acompaña todo proceso creativo. Dicha serie invita a reflexionar sobre las huellas de antiguas estructuras, visibles o no visibles, y sobre los modos en que cada intervención puede ser un punto de fuga que reconfigura un flujo de energía y materia, generando visiones amplificadas, distorsionadas y reconstruidas desde el arte.

Tuvo lugar el pasado 25 de septiembre en El Invernadero y la exposición estuvo abierta hasta el 4 de octubre.
ART U READY presenta en la semana de ARCO la que será la primera exposición individual en Madrid de Solange Contreras, la artista ganadora del premio especial del jurado de la primera convocatoria "Pensar la ciudad".