Entrevista a Lucía Mendoza
Una cita con Lucía Mendoza, la galerista que está detrás de ISLA, siglas de Ideario de Sostenibilidad y Laboratorio de Arte, un proyecto personal que nace con la intención de buscar alternativas a la emergencia climática y ecológica a través de las artes visuales en la Sierra Oeste de Madrid, en Robledo de Chavela.
Ocupa un terreno antes dedicado a uso agropecuario que saca la creación artística del cubo blanco por una necesidad de actualización de las galerías para salir del formato tradicional y hacerlo poniendo el foco en la sostenibilidad. Lucía Mendoza llevaba desde 2019 pensando cómo hacerlo y a la pregunta que se hacía de dónde ubicarlo encontró respuesta en marzo de 2023 cuando visitó este terreno de Robledo de Chavela y se enamoró de su ubicación y sus particularidades. Las condiciones no podían ser mejores, es Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), tiene como vecina la Estación Espacial de la NASA y es sede de los Cursos de Verano de El Escorial.
El escenario para esta iniciativa sin ánimo de lucro que se visita previa cita y no responde a estructuras ya creadas es perfecto. ISLA surge con el fin de ajustarse a los ciclos naturales “tratando de hacer proyectos constructivos con impacto nulo en el paisaje”, comenta Lucía Mendoza. Se trata en suma de lograr la intersección entre sostenibilidad, arte y ecología con un referente como la Bauhaus, en el sentido de laboratorio, “un sitio experimental donde tratar la sostenibilidad desde el arte contemporáneo”, indica.
Cuenta con la dirección artística de Blanca de la Torre para quien las intervenciones de ISLA “hablan de buscar nuevos modos de reconectar con la naturaleza y el territorio y reflexionar sobre el tejido que sostiene la vida, desplazando la mirada antropocéntrica en busca de fórmulas nuevas de cohabitar el planeta”.
Toshiro Yamaguchi, Juan Zamora, Bárbara, Luna Bengoechea Peña, Iván Cebrián y Coco Moya, Agustín Ibarrola -autor de la pieza que da la bienvenida a los visitantes-, Lecuona y Hernández, Elena Lavellés, Mercedes Lara, Lucía Loren y Miguel Sbastida componen el plantel de artistas que “proponen una mirada ecocéntrica que habla de regeneración, de simbiosis, de despertar nuevas formas de imaginación ecopolítica para experimentar con otros modos de coexistencia y, en definitiva, de ser y estar en el mundo”, comenta la comisaria.
¿Cuéntanos cómo surge ISLA?
ISLA surge de una intención por expandir el concepto de arte contemporáneo, ecología y sostenibilidad en el que ya llevamos trabajando unos años. Necesitábamos un espacio natural que nos sirviera de laboratorio donde experimentar con diferentes prácticas.
¿Cómo empieza la colaboración con la directora artística Blanca de la Torre?
Desde la galería, trabajamos con artistas que ella ha incluido en diferentes propuestas, era inevitable que en algún momento entráramos en contacto. Ya estábamos explorando la posibilidad de buscar un espacio ajeno al nuestro y coincidía con su intención de plantear una idea alternativa.
Queréis salir del formato tradicional, dinos ¿cuáles han sido entonces los criterios de comisariado para seleccionar a los artistas?
Aunque esa pregunta corresponde más a Blanca que es la directora artística, el comienzo se ideó como un momento, como una acción colectiva de inicio de ISLA y desde ese lugar se construyó la propuesta.
¿Cómo habéis aplicado los principios de ecología en relación con el arte en el origen de ISLA?
ISLA es especialmente sensible a todo principio de ecología y sostenibilidad, son inherentes al proyecto. Las obras que hemos instalado para celebrar El comienzo son respetuosas con el medioambiente y con el entorno. Incluso algunas de ellas están ideadas para colaborar con el bienestar de ‘habitantes’ del lugar, como aves u otros animales que por él aparecen. Toda actividad que realizamos contempla una medición del impacto medioambiental, de la huella de carbono producida, en este caso es de 2,69 t Co2e. La huella que deja nuestra web está reflejada en ella misma.
El objetivo es salir del cubo blanco, ¿existe algún objetivo desde el punto de vista de la estética o es más un laboratorio que responde más a la ética, sobre todo, en el marco de la situación climática que vivimos?
Es, sobre todo, una exigencia de la temática que abordamos, los artistas con los que trabajamos. ISLA amplifica los mensajes.
¿A qué retos os habéis enfrentado para conseguir hacer realidad este proyecto que no ha hecho más que emerger?
Retos a todos, cada paso es un pequeño reto. No tenemos referencias sobre ninguna iniciativa parecida, cada paso supone abrir un nuevo camino que a veces hay que descartar, otras nos hacen retroceder y en ocasiones nos descubre un enorme horizonte de posibilidades.
¿Estamos ante un ejemplo de land art?
No y sí. No concretamente pero, en ocasiones, también. Pero, insisto, decidimos salir de cualquier etiquetado convencional. Creo que el planteamiento tradicional del arte contemporáneo tiende a ese encasillamiento y necesitamos reinventar los términos y expresiones que utilizamos para un lenguaje que se construye día a día abriéndose camino a narrativas totalmente nuevas.
¿Cuáles son las líneas rojas en los procesos iniciales de ISLA? ¿Tenéis un manifiesto o pensáis elaborarlo como parte del plan?
Elaboraremos un decálogo, efectivamente. Pero, una vez más, nos alejamos de las propuestas convencionales. En cualquier proyecto cuando llega el momento del inicio está todo pensado, programado, estructurado. Nosotros tenemos muy claras nuestras líneas de actuación pero queremos dejar espacio a la espontaneidad. Isla no ha hecho más que sorprendernos desde su concepción.
¿Cuáles son los referentes dentro o fuera de España en los que podría verse reflejado el espíritu de ISLA?
Hasta ahora no hemos encontrado ninguno, aunque puede tener similitudes parciales o puntuales con alguna propuesta que trabaja en el mismo sentido.
¿Cuáles son los siguientes pasos o etapas que os habéis planteado? ¿En qué estáis enfocados?
A partir de ahora comenzamos. Queremos conocer a fondo el espacio que habitamos y la comunidad a la que pertenece para desde las artes visuales explorar, de la mano de otras disciplinas científicas y artísticas, distintas problemáticas de la sostenibilidad y la ecología. Ya estamos trabajando en algunas ideas más concretas a las que iremos dando forma y compartiendo muy pronto.
Tenéis una red de cómplices, como tú la denominas, ¿qué nombres o instituciones puedes citarnos por el momento que estén entusiasmados o ya colaborando con vosotros?
Kancha, en Chile, Solo Houses en Delta del Ebro, Pi en Costa Rica, 3 piedras en Huesca, la Fundación Díaz Caneja en Palencia y Vellmari en el Mediterráneo. Ellos son nuestros cómplices y ya estamos revisando otras propuestas que iremos comunicando según se vayan confirmando.
Desde la perspectiva de galerista, ¿qué necesidades y tendencias observa en la sociedad actual con respecto al arte?
Creo que ni la sociedad actual lo sabe con precisión. Fuera del contexto profesional, en gran medida, se ha perdido el valor del arte contemporáneo como necesidad vital. Gran parte de nuestra sociedad lo utiliza como objeto de posicionamiento social, otra como puro elemento decorativo, otra lo desconoce y quién realmente está interesado es una mínima parte. Seguramente responda a una pérdida de curiosidad generalizada y, desde luego, a una disminución de la capacidad económica susceptible de verse afectada continuamente por el contexto. La sociedad consume mucha información y muy rápido, no hay tiempo para la reflexión y, consecuentemente, queda poco espacio para el arte contemporáneo cuya trascendencia requiere precisamente eso, curiosidad, observación, reflexión…
Nosotros proponemos un acercamiento diferente en el que resaltamos como el arte contemporáneo es un canal, un medio de expresión que refleja no sólo cómo es nuestra sociedad sino aquello hacia lo que está enfocada. Creo que el arte contemporáneo actúa como creador del registro histórico de nuestro patrimonio cultural al mismo tiempo que se proyecta como un laboratorio creativo del que surgen grandes ideas y alternativas a todo aquello que hoy no está funcionando de forma equilibrada, armoniosa, en todos los aspectos de la vida.
La Galería Lucía Mendoza está a punto de cumplir una década desde su apertura, ¿cómo ves el futuro del papel de las galerías y cómo crees que ha evolucionado su función?
La galería de arte como formato tal como la conocemos creo que necesita una revisión. Creo que seguimos esquemas tradicionales que no responden a tiempos reales. Nuestros esquemas son convencionales y están agotados, faltan nuevas ideas que ofrezcan alternativas. Es muy interesante tener la oportunidad de vivir entre siglos y experimentar una revolución como la digital. Esta aparente velocidad y libertad que vivimos me resulta en ocasiones reflejo de un espejismo. No será hasta que hayan pasado varias generaciones cuando conformen un nuevo ecosistema en el que habitar sea eso, realmente nuevo. Y, probablemente, esto es extrapolable a aquellos que somos parte de este sector del arte contemporáneo, las galerías, los artistas, las instituciones, las ferias, etc. Es un proceso complicado pero muy emocionante.
Redacción: Beatriz Fabián
Beatriz es periodista especializada en contenidos editoriales offline y online sobre diseño, arquitectura, interiorismo, arte, gastronomía y estilo de vida.
Fotógrafa: Nieves Díaz.