The Sibarist

Hablamos con la comisaria María Dolores Jiménez-Blanco

La comisaria de arte ha sido la encargada de seleccionar las piezas que componen una imperdible exposición de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson de Madrid que recorre el arte español del siglo XX.

María Dolores Jiménez-Blanco en El Invernadero

La Fundación María Cristina Masaveu Peterson de Madrid acoge ‘Colección Masaveu. Arte español del siglo XX. De Picasso a Barceló’ hasta el 20 de julio de 2025, una exposición con las obras más destacadas del arte del siglo XX en las colecciones Masaveu que ha comisariado María Dolores Jiménez-Blanco. 

Profesora de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, ha creado un recorrido por el arte español del siglo pasado a través de un centenar de pinturas y esculturas que representan distintos movimientos y artistas, desde Picasso María Blanchard, con destacadas piezas de Juan Gris, Sorolla, Miró y Dalí, entre otros, en la que es una de las colecciones privadas más destacadas en nuestro país.

María Dolores Jiménez-Blanco en El Invernadero

¿Cuáles fueron los desafíos específicos al curar la exposición?

Uno de los desafíos fue seleccionar las obras adecuadas para la exposición, dado el nivel y la importancia de los artistas que incluye la colección. Además, fue importante contextualizar el trabajo de los artistas en su tiempo y su influencia en el arte contemporáneo.

¿Por qué es importante esta colección?

La colección Masaveu es una de las más importantes en manos privadas en España, abarcando desde el siglo XII hasta la actualidad. Es una tradición familiar que ha perdurado a lo largo de los años y cubre una variedad impresionante de períodos y tipos de arte, desde pintura religiosa hasta instrumentos musicales, bodegones y más.

Vista de la exposición Arte español del siglo XX. De Picasso a Barceló. Foto: Jesús Varillas

¿Cómo surgió la idea de hacer una exposición sobre el arte del siglo XX?

Me propusieron trabajar sobre el siglo XX, pero al principio no teníamos claro los límites del periodo. Después de pensarlo, decidí delimitarlo de manera más precisa. En lugar de hablar de arte contemporáneo, que es difícil de definir, opté por enfocarme desde 1900 hasta 2000, para acotar mejor el periodo y darle claridad al proyecto y centrarnos en el siglo XX español de manera exhaustiva. Aunque existen museos importantes como el Museo Reina Sofía, su enfoque está más orientado hacia el arte contemporáneo, por lo que vimos una oportunidad de profundizar en el arte español de esa época.

¿Cuál fue la mayor dificultad al curar esta exposición?

La mayor dificultad fue seleccionar un conjunto de piezas representativas de un acervo mucho mayor. Solo un tercio de las obras del siglo XX están en la exposición. Teníamos que partir de un archivo de 5.000 imágenes en un Excel, donde las piezas no estaban organizadas de forma alfabética ni cronológica, sino por orden de adquisición. El reto era crear una narración orgánica a partir de este material y contar una historia coherente, sin intentar abarcar todo el siglo XX, ya que no se trata de una colección pública con la obligación de mostrarlo todo.

¿Cómo se aborda la selección de piezas para una colección privada como esta?

En una colección privada como esta, el objetivo no es ser exhaustivo, sino reflejar los gustos, las calidades y las líneas de coleccionismo que han interesado a las sucesivas generaciones de la familia Masaveu. Así, tratamos de crear una exposición que tenga sentido, que narre la historia del siglo XX a través de las piezas seleccionadas, desde el principio hasta el final del siglo, cubriendo los episodios más importantes.

¿Hubo algún otro reto al curar esta exposición además de la selección de piezas?

Sí, el tercer gran reto fue hacer que las piezas encajaran bien en los espacios del edificio. No es lo mismo hacer un libro donde puedes ajustar todo a tu gusto, pero en una exposición, el espacio físico es un factor determinante. Teníamos que asegurarnos de que las piezas no solo estuvieran bien organizadas, sino que también se integraran armónicamente en las salas para potenciar su impacto visual, en lugar de que el espacio las “apagara”. El objetivo era sacarles el máximo partido posible.

Orlando Pelayo. Homenaje a Diego Velázquez, 1984. Colección Masaveu

¿Cómo manejaron el diseño y la disposición de las obras en el espacio?

Lo bonito del proceso fue que la propuesta fue muy pensada y consensuada. Cada decisión se tomó con mucho detenimiento y calma. Al montar la exposición, algunas piezas no cabían en ciertos espacios, no por decisión curatorial, sino por limitaciones físicas del espacio disponible. Por ejemplo, teníamos una obra de Sicilia que me encanta especialmente, pero cronológicamente, nunca se ajustó a los espacios disponibles en términos de altura. Así que, en esos casos, había que adaptarse a las limitaciones del espacio físico. Las obras que no pudieron encajar en la exposición principal serán presentadas más adelante en una sala especial dedicada a artistas asturianos. Esta sala, que tiene una pared verde, servirá para exposiciones más pequeñas y sucesivas, donde podremos ir incorporando las obras que han quedado fuera. Por ejemplo, el Sicilia quizás se pueda acompañar de otra pieza de esa generación en esa sala con obras de Zabaleta, Palencia y Caneja.

 

Pablo Picasso. Tête (Personnage), 1926. Colección Masaveu

¿Cuál es el hilo conductor que une a las obras seleccionadas para esta exposición?

Lo que realmente une a las piezas es la calidad excepcional de las mismas. Si visitas la exposición, verás que la calidad no decae en ningún momento, todas las piezas son de primer orden. No se trata de tener cualquier Picasso, cualquier María Blanchard o cualquier Palazuelo, sino de tener obras específicas de estos artistas que destacan por su relevancia. Eso es lo que realmente diferencia a esta colección de otras.

¿Cuáles son las preferencias o sensibilidades que la familia Masaveu ha reflejado en su colección?

Sus preferencias se reflejan en la búsqueda constante de piezas de altísima calidad, lo que es la característica fundamental de la colección. Además, se adquieren en todo el mundo, no solo en España, a través de subastas y galerías. Esto subraya su interés por llevar el arte español a otros contextos y enriquecer su propia colección con piezas que a menudo tienen un impacto internacional. Han tenido una mentalidad muy abierta a adquirir piezas fuera de España. Por ejemplo, el Dalí con el fondo de lapislázuli se compró en Nueva York y luego se trajo a España como una recuperación. Igualmente, algunos cuadros de José Guerrero fueron adquiridos fuera del país. Esto refleja una alerta constante para encontrar obras de calidad en el mercado global.

¿Cuál es la estrategia detrás de la selección de obras para la colección?

La idea principal es crear un discurso claro sobre algunos de los movimientos artísticos más importantes del siglo XX en España, representados con piezas fundamentales y bien seleccionadas. No se trata de abarcar todo, sino de tener representaciones claras de esos movimientos, con piezas que sean realmente significativas dentro de la historia del arte español del siglo XX. Por ejemplo, en la primera sala de la exposición, el Juan Gris que tenemos es uno de los mejores de ese artista, lo que refleja esa intención de representar lo más destacado de cada movimiento.

María Blanchard. Composición musical. Hacia 1914. Colección Masaveu. FMCMP

¿Cuáles son las líneas maestras del arte español del siglo XX según la colección Masaveu? 

Las líneas maestras del arte español del siglo XX en la colección Masaveu se centran en representar los movimientos más importantes de la época, pero con una atención especial a piezas clave que no siempre son las más conocidas por el gran público. Por ejemplo, la colección incluye una serie de obras de María Blanchard, una etapa más experimental de la artista que, en su momento, no fue tan valorada en el coleccionismo tradicional. Su obra cubista, mucho más dura y experimental, es representativa de una etapa vanguardista y radical, muy distinta de su obra final, que es más suave y emocional.

¿Qué obras de la colección consideran especialmente destacadas?

Hay varias piezas que merecen una mención especial. Las obras de María Blanchard, por supuesto, son notables, especialmente por el hecho de que la colección tiene tres de su época cubista, algo raro de encontrar en colecciones privadas. También destaco los Dalí, que son menos conocidos por el público en general, lo que les da un carácter único dentro de la colección. Otra pieza impresionante es el mármol de Gargallo, que es una verdadera joya. Esta obra, que forma parte del legado de la familia Gargallo, es única y fue adquirida recientemente, hace unos 3 o 4 años. Es una pieza en mármol blanco impresionante, que representa la pureza y la inocencia de un cuerpo femenino joven, evocando una visión idealizada de la mujer como símbolo de fertilidad y pureza, algo muy presente en la estética catalana de la época. 

¿Cómo se relacionan algunas de estas piezas entre sí dentro de la exposición?

Hay una línea que conecta varias de estas piezas, especialmente en lo que respecta a la figura femenina. El mármol de Gargallo, con su representación de un desnudo blanco, tiene un vínculo con otras obras que idealizan el cuerpo de la mujer, asociándolo a la pureza, la adolescencia y la fertilidad. Esta línea estética es un reflejo de las influencias culturales de la Cataluña de la época, que a menudo veía el cuerpo femenino como un símbolo de algo más profundo, como la renovación o la fuerza vital.

Joan Miró. Pintura mural para Joaquim Gomis, 1948. Colección Masaveu

¿Qué otras piezas de la colección merecen una atención especial?

Una de las piezas más interesantes de la colección es un Vázquez Díaz, que forma parte de un tríptico. En la colección Masaveu conservamos el panel central y una pequeña parte del lateral izquierdo del tríptico. Lo fascinante es que, a través de un exhaustivo trabajo de investigación, pudimos determinar que estas piezas pertenecen originalmente a la misma obra. Este tipo de descubrimientos es muy valioso, ya que la obra original del tríptico ha desaparecido. El proyecto de investigación detrás de este hallazgo fue fundamental y contó con la participación de expertos como Jaime Brihuega, quien ayudó a relacionar las piezas y situarlas correctamente dentro del contexto de la obra completa. También un Miró pequeño, pintado sobre cobre, que es del tamaño de una cuartilla que perteneció a la colección del famoso coleccionista Douglas Cooper y es una obra que nos conecta con los temas que el pintor trató durante la Guerra Civil. 

Otra presencia relevante es Antonio López y en la colección hay tres obras suyas: Madrid Sur, una vista panorámica de Madrid pintada a lo largo de 20 años, impresionante por su tamaño y detalle; el famoso Váter, una pieza icónica que muestra la cotidianeidad de una forma muy profunda, donde se aprecia que la pintura de Antonio López va mucho más allá de la mera representación visual y captura el alma de lo representado a través de un detallado estudio del tiempo, la luz y la transformación de los objetos.

Antonio López. Madrid Sur, 1965-1985. Colección Masaveu. Foto Marcos Morilla

En una de las salas se pueden ver piezas de Tapiès, Saura y Lucio Muñoz. Además, hay una pieza de Chillida que es espectacular tanto por su tamaño como ser una obra en madera que muestra una clara huella del proceso manual del artista, con cada golpe en la madera visible, lo que resalta su trabajo físico y artesanal.

¿Cómo se organiza la exposición para reflejar diferentes momentos del arte español del siglo XX?

Se divide en varias salas que siguen un recorrido lógico en cuanto a las tendencias y los movimientos del arte español. Por ejemplo, en una sala se puede ver la evolución del informalismo español. A continuación, pasamos a una sala donde se muestra un cambio de paradigma, representado por artistas como Chillida y Guerrero. Esta sala exhibe, por un lado, el informalismo, con su carga simbólica y política, y por otro, una transición a un mundo lleno de color, reflejando la explosión de creatividad en Nueva York en ese momento, con un enfoque más libre y abstracto.

¿Qué artistas de la Escuela de Nueva York están presentes en la colección, y cómo se refleja su influencia

La colección incluye a dos artistas clave de la Escuela de Nueva York, Guerrero y Esteban Vicente. El primero es un artista que, aunque forma parte de este movimiento, mantiene un trazo propio, algo distintivo que lo separa de los demás. Su estilo tiene una huella personal que se refleja en sus obras. Por otro lado, Esteban Vicente tiene un estilo más delicado y a veces se mimetiza más con los artistas americanos, como De Kooning o Rothko, influencias claras de la Escuela de Nueva York, especialmente en su uso del color y la abstracción. Estos artistas fueron esenciales en la integración del arte español dentro del contexto internacional de la época, y su presencia en la colección demuestra cómo se conectaron con el arte estadounidense, sin perder su identidad propia.

Miquel Barceló. Issa Beri, h. 1991. Colección Masaveu

¿Qué piezas dentro de la colección han llamado particularmente la atención de los expertos?

Una de las piezas que ha generado gran interés, incluyendo de parte de conservadores de museos internacionales, es Encapsulado de Darío Villalba. Esta obra es una joya, tanto por su contenido como por la forma en que está presentada. La pieza está montada en metacrilato de época, lo que crea un espacio cerrado, encapsulando a las figuras dentro de una burbuja. Esto simboliza la manera en que la sociedad marginó a ciertos individuos, separándolos y dejándolos “fuera”. Esta obra refleja la idea de estar presentes, pero al mismo tiempo ausentes del mundo común, aislados en su propio espacio, como seres en una cápsula. La fuerza emocional de esta obra resalta cómo Darío Villalba abordó temas de exclusión social.

¿Hay otras piezas de la colección que también destaquen por su impacto emocional o su relevancia?

Sí, otra pieza que destaca por su potencia visual y emocional es una obra de Genovés, un artista muy significativo dentro de la historia del arte español. Esta obra en particular muestra a una madre con su hijo en brazos, atrapados en una situación de violencia. Es una imagen que podría ser perfectamente una escena de las noticias actuales, como las imágenes que vemos de Gaza, donde se muestra la opresión y el sufrimiento de la guerra. Transmite una sensación de desesperación, y la crudeza de la imagen refuerza la conexión emocional del espectador con la realidad social y política de la obra.

¿Qué otros artistas de la colección tienen una conexión importante con movimientos internacionales, y qué particularidades tienen sus obras?

Un ejemplo importante es el trabajo de Eduardo Arroyo, en particular una obra que presenta una bicicleta como trasunto del caballo sin jinete de Federico García Lorca, una pieza que fue presentada en París en 1972. Es una obra especial, que conecta con las influencias internacionales, pero que también tiene una fuerte carga simbólica y un contexto político relacionado con la España franquista. Es significativa para la colección, no solo por su calidad estética, sino también por el contexto histórico y artístico que representa.

Soledad Sevilla. Meninas VIII, 1983. Colección FMCMP

¿Cuáles son los núcleos artísticos más fuertes dentro de la colección y qué los hace especiales?

Dentro de la colección, se pueden identificar varios núcleos artísticos muy importantes, que son representativos de movimientos y tendencias clave en el arte español del siglo XX. Algunos de los más destacados incluyen: la abstracción geométrica, un núcleo muy fuerte dentro de la colección, con piezas de artistas como Sempere, Equipo 57, Soledad Sevilla, Iturralde y Palazuelo, y que tiene una conexión internacional, sobre todo con la abstracción geométrica que se desarrolló en América y Europa. Este tipo de arte no es tan frecuente en las colecciones españolas, lo que hace que la colección Masaveu sea aún más singular. 

Luego, está el informalismo español, que tuvo gran relevancia a mediados del siglo XX, con la presencia de piezas de artistas como Tapiès y otros artistas relacionados con el informalismo que añaden una dimensión muy rica a la colección. Muchas de las piezas de la colección fueron parte de la importante Bienal de Venecia de 1958, lo que demuestra la relevancia histórica de la colección dentro del panorama artístico internacional.

También hay piezas inesperadas o menos frecuentes, como una cabeza de cerámica de Durrio, que es una joya del arte vasco y muy poco común fuera del País Vasco. Este tipo de adquisiciones más singulares, aunque no tan conocidas, dan una riqueza y diversidad especial a la colección.

María Dolores Jiménez-Blanco durante un momento de la entrevista

¿Cuáles son algunas de las adquisiciones más recientes para la colección?

Algunas de las adquisiciones más recientes para la colección incluyen: Darío Villalba, Gargallo, Soledad Sevilla y un dibujo de Maruja Mallo.

¿Cuántas obras de arte tiene la colección Masaveu en total?

El número exacto es difícil de calcular debido a la vasta extensión de esta ya que abarca una gran variedad de periodos y estilos, desde el arte religioso de los siglos XVI y XVII hasta las vanguardias del siglo XX y las últimas generaciones de artistas contemporáneos. De lo que se ha mostrado públicamente, alrededor de un tercio corresponde a arte del siglo XX. Sin embargo, la colección incluye muchas más piezas de otras épocas, como cuadros de el Greco y una impresionante colección de pintura religiosa. De hecho, uno de los enfoques iniciales de la colección en los años 30 fue la compra de pintura religiosa, que constituía una gran parte de las adquisiciones. Además, en esos primeros años también se compraban bodegones, un tipo de pintura que sigue siendo una de las fortalezas de la colección. El tamaño total de la colección es, por tanto, incalculable, pero su riqueza y diversidad abarcan varias etapas del arte europeo, con una fuerte presencia de la pintura española desde el Renacimiento hasta el arte contemporáneo.

¿Cómo se organiza la colección? ¿Hay algún criterio específico para la selección de las piezas?

No sigue un criterio único basado en movimientos artísticos, sino que tiene una filosofía más orgánica. Aunque se pueden encontrar piezas de cubismo, surrealismo y otros movimientos, lo que se busca es resaltar afinidades entre las obras, más allá de clasificaciones estrictas de estilo. La idea es que las piezas se relacionen entre sí, formando grupos que dialogan a nivel visual y conceptual.

Un ejemplo claro de esto es la exposición de bodegones que se realizó hace un par de años. En lugar de seguir un enfoque historiográfico tradicional, se centró en encontrar afinidades entre las piezas, de manera que los bodegones de distintos períodos (como el Barroco o la época contemporánea) pudieran ser apreciados en función de su contexto visual y emocional, no solo histórico.

Además, hay un interés por las obras que tienen un compromiso político o social. Por ejemplo, las piezas de Maruja Mallo se han integrado junto a obras de la Escuela de París debido a su afinidad en términos de compromiso político y una visión del arte más comprometida con la realidad social. 

En general, la colección se organiza más por afinidad y valor artístico que por una búsqueda estricta de movimientos específicos, lo que le da una flexibilidad y riqueza singular.

María Dolores Jiménez-Blanco en El Invernadero

¿Cuáles son los mayores retos que enfrenta el arte contemporáneo hoy en día?

El arte contemporáneo enfrenta varios retos significativos, y uno de los más evidentes es la falta de un canon definido. Hace 20 o 30 años, se podía hablar de ciertos movimientos o tendencias artísticas que dominaban el panorama, pero hoy en día la multiplicidad es tan grande que no existe un camino claro. El arte contemporáneo es enormemente diverso, tanto en los géneros como en las temáticas que abordan los artistas. Esto hace que sea más complicado para los curadores y críticos encontrar criterios estéticos o ideológicos comunes para valorar y organizar el arte de manera coherente.

El concepto de canon tal y como existía antes, ha quedado obsoleto. Ahora, en su lugar, surgen diferentes “cánones alternativos” o “terceros cánones”, pero la falta de un marco estructurado hace que los artistas puedan trabajar de maneras muy diversas, sin necesidad de pertenecer a una tradición o corriente concreta. Esto, por un lado, enriquece el panorama artístico, pero también dificulta el proceso de clasificación y entendimiento del arte contemporáneo.

Vista de la exposición Arte español del siglo XX. De Picasso a Barceló. Foto: Jesús Varillas

La mayoría de los artistas contemporáneos son profundamente comprometidos con las crisis políticas y sociales, y su arte no se limita solo a la forma, sino que busca generar un impacto, transmitir un mensaje o provocar una reflexión profunda en el espectador. Un ejemplo es Ai Weiwei, que utiliza su arte para denunciar la represión política y la injusticia. Finalmente, el mercado del arte ha globalizado enormemente. Las exposiciones, las subastas y las colecciones se han vuelto cada vez más internacionales, lo que ha cambiado la dinámica entre los artistas y los coleccionistas. El arte ya no está solo marcado por el contexto local o nacional; ahora se juega en un escenario global. Esto ha abierto nuevas oportunidades para los artistas, pero también ha traído consigo ciertas tensiones en cuanto a la homogeneización del mercado y la comercialización excesiva del arte.

¿Y mirando hacia el futuro, cómo crees que evolucionará el mundo del arte en los próximos 10 o 20 años? ¿O qué papel jugarán las instituciones?

Creo que el futuro del arte, y en particular de las instituciones, va a estar marcado por una continua adaptación a los cambios sociales y tecnológicos. Lo que estamos viendo hoy, en términos de cómo los museos y galerías se están adaptando a la globalización y a los nuevos medios, es solo una parte de una evolución más amplia. Los museos, históricamente, han sido instituciones que se han tenido que reinventar constantemente para mantenerse relevantes. Es una dinámica que sigue ocurriendo. Hay una famosa frase de Lampedusa que dice “que todo cambie para que todo siga igual”, y eso describe muy bien cómo han operado las instituciones culturales durante siglos. Aunque las formas y los medios cambien, el museo siempre ha tenido una capacidad extraordinaria para adaptarse a las necesidades sociales y culturales de su tiempo.

En el pasado, los museos eran lugares muy cerrados, casi inmutables, concebidos como depósitos de arte más que como lugares de interacción social. Pero en la actualidad, los museos se han transformado en espacios de diálogo de reflexión crítica, y de participación del público.

La clave del futuro de los museos y en general de las instituciones culturales será conectar con la realidad social de forma cada vez más directa. El arte contemporáneo está profundamente implicado en los problemas sociales y políticos actuales, y las instituciones culturales no pueden seguir siendo ajenas a esos temas. Están pasando de ser lugares de contemplación distantea ser espacios de interacción. En los próximos 10 o 20 años, creo que veremos una evolución más en esa dirección. Los museos no solo estarán reflexionando sobre el arte, sino también sobre su papel en la sociedad, sobre cómo comunicar de manera efectiva las experiencias y las inquietudes de la gente.

Juan Muñoz. And endless corner (Una esquina infinita), 1988. Colección Fundación María Cristina Masaveu

En The Sibarist tenemos el programa Art You Ready orientado a poner en valor a artistas emergentes o poco conocidos. ¿Qué les puede aportar esta exposición? 

Creo que esta exposición puede aportar mucho en varios niveles, tanto a los artistas emergentes como al público en general. Para empezar, puede contribuir a desmitificar la idea de que el arte español del siglo XX es una rareza o algo aislado. A pesar de los años de aislamiento bajo el franquismo y las limitaciones del contexto político, el arte en España siempre estuvo en contacto con lo que sucedía fuera y muchas de las corrientes internacionales tuvieron su reflejo en el arte español, aunque a veces no se reconozcan de inmediato. Eso es algo fundamental para entender el arte contemporáneo, porque no es una isla separada, sino que forma parte de un diálogo global que siempre ha existido, aunque con sus propias particularidades.

Por otro lado, el arte de este siglo también tiene una dimensión más profunda. Cada obra no solo expresa un estilo pictórico, sino que también refleja una manera de concebir la vida, de interpretar el entorno. En el arte del siglo XX español, a pesar de las restricciones, hay un posicionamiento claro frente a la realidad. Hoy más que nunca, los artistas no solo producen arte por estética o forma, sino para reflejar y posicionarse frente a los problemas sociales, políticos y culturales que enfrentan. 

Juan Gris. Le violon (El violín), 1914. Colección Masaveu

¿Cuál es la exposición que siempre has soñado hacer y que todavía no has hecho?

Si tuviera que elegir una, probablemente sería una dedicada exclusivamente a Juan Gris, que no solo incluyera sus pinturas más conocidas, sino también una recopilación más profunda de su trabajo completo: dibujos, bocetos, papeles, escritos, cartas, incluso fotografías de su vida. Quiero decir, hacer algo que reconstruya la figura de Juan Gris en toda su dimensión humana y artística. Me interesa especialmente porque es un ejemplo de cómo un artista que estuvo opacado en su tiempo por figuras más grandes como Picasso ha ido encontrando su lugar con el paso de los años. El tiempo lo ha colocado en su justo sitio, y hoy podemos ver su importancia y su lugar en la historia del arte de una manera mucho más clara.

Además, creo que esta exposición no solo sería una oportunidad para aprender sobre Juan Gris, sino también para reflexionar sobre cómo la historia del arte se construye. Porque muchas veces lo que se valora no es siempre lo que fue más relevante en su momento, sino lo que el tiempo va colocando en su lugar. Este sería un ejercicio fascinante no solo para los expertos, sino para los artistas contemporáneos que a menudo se ven presionados a ser reconocidos de inmediato. La lección de Gris es que, cuando un artista tiene claridad sobre lo que quiere expresar, lo más importante es que siga trabajando y creando de acuerdo con su visión, sin dejarse influir demasiado por las modas o la fama. Creo que eso es algo muy valioso, especialmente hoy en día, cuando los artistas jóvenes enfrentan tantas presiones externas.

Redacción: Beatriz Fabián

Beatriz es periodista especializada en contenidos editoriales offline y online sobre diseño, arquitectura, interiorismo, arte, gastronomía y estilo de vida.