Una charla con Sylvia Girón y Silvia Hengstenberg
The Sibarist es una inmobiliaria fuera de lo normal. Este año cumplen 10 años con la vocación intacta de atención personalizada y mismo propósito. Aquí nos lo explican y cuentan toda su trayectoria.
The Sibarist rompe moldes por su modo de hacer, por la calidad de su portfolio de casas para vivir, viajar o celebrar eventos, y también por su sede, un invernadero escondido en un edificio del s. XIX en el cosmopolita barrio de Justicia, Madrid.
Abrió las puertas el 1 de octubre de 2014, fecha en que se celebraba el Día Mundial de la Arquitectura. Con la idea de crear una marca con un marcado ADN influenciado por la arquitectura, el arte y el diseño, Sylvia Girón y Silvia Hengstenberg unieron sus trayectorias profesionales, la primera empresaria y consultora inmobiliaria independiente y la segunda, en el mundo del hospitality management. Además de socias, son madre e hija. Huyen del concepto tradicional entendido en el sector como ‘casas de lujo’, y se definen como una inmobiliaria boutique de propiedades singulares.
Este año cumplen 10 años con la vocación intacta de atención personalizada y mismo propósito. Su fiel cartera de clientes valora su buen hacer en el ‘hecho a medida’, la sensibilidad de su mirada y las propuestas diferenciadoras por las que apuestan detrás de esta premisa.
¿Qué os movió a crear esta inmobiliaria boutique?
Unimos la experiencia de las dos en los sectores hotelero e inmobiliario y la pasión por las propiedades singulares. Siempre teniendo claro qué casas nos gustaría vender, porque no nos vale todo.
¿Cuáles fueron los primeros pasos?
Unimos nuestras trayectorias profesionales hace más de diez años, para poner en valor una propiedad familiar en plena crisis, y como consecuencia de este trabajo, el cual fue un éxito, nos propusimos recoger esa experiencia y rodaje y sobre esa base construir un nuevo concepto inmobiliario. Empezamos a trabajar en el proyecto a finales de 2013 con la intención de crear una marca especial para vender propiedades singulares de otra manera a lo que se venía haciendo en el mercado inmobiliario hasta el momento. El proyecto vio la luz el 1 de otubre de 2014, Día Mundial de la Arquitectura, después de casi un año.
¿Qué significó entonces en el área inmobiliaria?
Fue un momento en el que había mucho que hacer en el mercado inmobiliario y nos parecía que de cara a nuestros clientes sería interesante hacer un filtro de propiedades que fueran singulares, cumplieran los estándares que nos habíamos marcado además de buenas inversiones. Tras poner en valor esa propiedad familiar en el campo, decidimos crear The Sibarist y nos dimos cuenta de que la inmobiliaria necesitaba tener en cuenta muchos factores, desde la forma de vender a los criterios en la selección del producto.
¿Cómo fue a grandes rasgos el proceso de crecimiento?
De forma orgánica creamos esa distinción de marca que tiene la arquitectura, el arte y el diseño por ADN y define muy bien el tipo de casa que de forma aspiracional queremos vender. Hay casas de autor que se venden con esa puesta en valor ya hecha, hay otras que tienen ese potencial. En cualquier caso, nos gusta mucho contarlo y recomendar a estudios de arquitectura y diseño para inspirar a clientes que sueñan con una casa especial y que, de esta forma, se animen a hacer un proyecto único. Nos gusta prescribir, contar e ir más allá para que los atributos de la casa se pongan en valor. En el caso de casas para rehabilitar nos encanta que convivan elementos originales con otros más contemporáneos.
¿Qué anécdotas tenéis de toda esta trayectoria?
Podríamos escribir más de un libro de anécdotas pero por discreción no contamos mucho. Desde no aparecer el comprador en la notaría y perder unas arras importantes a vender la misma propiedad tres veces en el mismo año.
¿Casas imposibles, impresionantes, en las que os quedaríais a vivir o que os haya costado poner a la venta?
Sylvia Girón: Me quedaría a vivir en cualquiera de las propiedades que gestionamos. En nuestro mundo siempre existe la casa de tus sueños, la que imaginas para vivir. Es un privilegio decirle a alguien que tienes aquella con la que sueña. La primera que incorporamos a nuestro portfolio fue Casa Levene, del arquitecto Eduardo Arroyo, uno de los proyectos de arquitectura española más laureados de los últimos tiempos. Tardamos siete años en venderla, la llamábamos ‘la casa de Batman’ por ser tan singular, con esa fachada de cristal y piedra de basalto negro. La verdad es que nunca pensamos en la dificultad que encontraríamos al tratar de vender una casa de arquitectura tan vanguardista.
De nuestra pasión por la arquitectura surge el reto de vender este tipo de propiedades. Este empeño nos ha convertido en especialistas en este tipo de operaciones. Afortunadamente empezamos a detectar cada vez un mayor interés por la arquitectura.
Eso sí, hemos picado mucha piedra aquí, como con la aventura de Casa Levene, entre otras que han venido después. Las hemos enseñado en festivales de arquitectura, hemos organizado varias exposiciones con fotografías y maquetas, etc. En el caso de Casa Levene, a lo largo de los años han venido clientes de cualquier parte del mundo a verla y conocer esta obra de arte.
¿Por qué en vuestra filosofía están esas tres disciplinas de arquitectura, arte y diseño?
S.G. Soy interiorista de formación, estudié en IADE y, como arquitecta de interiores, aunque ejercí poco, tengo esa formación espacial y he hecho más proyectos propios que para los demás. Siempre me ha gustado el diseño y la arquitectura.
Soy un poco artista, pinto ahora más que nunca, de forma amateur, es una afición esencial para mí.
S.H. Nos encanta el arte y el diseño y acudimos a ferias y exposiciones cada año, como la Bienal de Venecia, la semana de arte de Berlín, o la feria de diseño de Milán, donde este año acompañamos a ELIURPI. Son ramas que nos interesan mucho. No es lo mismo convivir en un espacio o en una casa con estas disciplinas que sin ellas. Una casa The Sibarist valora mucho esa diferenciación. Por ello, es muy importante el backup de mi madre. Por mi parte, provengo del sector hotelero de lujo, donde la experiencia del cliente es tan importante como el diseño y la calidad ofrecida. En los hoteles se rentabiliza cada espacio, de ahí la razón por la que The Sibarist como marca rentabiliza su portfolio inmobiliario con eventos y rodajes. Después de estudiar la carrera de Dirección y Gestión de Empresas Turísticas con una especialidad en Hoteles, hice un máster en Hospitality Management en la escuela suiza Les Roches, y trabajé en cadenas internacionales, en 5* GL y como consultora. Mi pasión por la arquitectura, el arte y el diseño ¡me viene de ADN! En mi familia hay mucha afición por las casas.
¿Cómo explicas ese ADN del que habláis?
Unir todos esos mundos, el inmobiliario, el interiorismo y la gestión hotelera cierra el círculo para entender The Sibarist y le da sentido a todo. El lujo de lo único, de la experiencia. El perfil de cliente de un hotel de cinco estrellas es muy parecido al que tienes como cliente inmobiliario o como viajero. El cliente que acude a nosotros es muy afín a nosotros, se siente identificado con la filosofía y comparte esa misma sensibilidad y gusto por el detalle.
¿Ha habido diferentes etapas en esta década?
S.H.: Siempre hemos sido fieles a lo que decimos que somos, de hecho, cuando hicimos el rebranding hace tres años no cambiamos ni una coma, es decir, la estrategia y nuestra razón de ser siguen intactas. Desde el principio comenzamos con esa transversalidad de tener una casa de arquitectura como la de Levene, una casa de viajeros, en concreto, un tríplex en Ópera con chimenea, que llevaba nuestro propio interiorismo y un espacio para hacer eventos, El Invernadero. Los tres conceptos empezaron al mismo tiempo y seguimos como entonces, el negocio principal es la inmobiliaria, con las casas para viajeros y las casas y los espacios para eventos. Ha sido y es nuestra manera de estar en la vida de nuestros clientes a largo plazo: buscas su residencia habitual, les ayudas con la casa para irse de vacaciones y les gestionas una localización donde mostrar su producto. Además, en los inicios de The Sibarist nuestras casas de la colección de viajeros las decorábamos nosotras, conocíamos a muchos artistas emergentes y poníamos obra suya en esas casas, con lo que se aunaban arquitectura arte y diseño.
Imagino que esto fue el germen de vuestra plataforma ART U READY, ¿en qué consiste?
Siempre buscábamos obra original de artistas emergentes para nuestros proyectos de interiorismo y en el año 2016 decidimos hacer un off de la feria ARCO al que llamamos ART U READY. La idea era acercar al público artistas emergentes los cuales exponíamos en espacios singulares de nuestro entorno (por ello la U), normalmente no abiertos al público, poniendo en valor nuestra zona, formada por las calles San Lorenzo, San Mateo, Hortaleza y Santa Brígida. En todos ellos había lugares secretos que mostrar. De esta forma, agrupábamos aperturas de exposiciones de arte en diferentes espacios y durante una semana hacíamos una programación en colaboración con otras cuatro empresas. Luego empezamos a salir de la semana de ARCO y lo focalizamos más en El Invernadero y, así seguimos, mostrando artistas emergentes y transversales para ayudarles a dar un paso en su carrera, dándoles visibilidad. Reconvertimos ART U READY en una plataforma que selecciona a artistas que están despuntando, actuando como galería temporal. El Invernadero como escenario para ello nos parece un lugar muy poético, ya que hace alusión a sus orígenes, es el lugar donde germinan las primeras semillas. ART U READY es nuestra forma de aportar en nuestro entorno más inmediato, de alguna manera como una responsabilidad social corporativa. Organizamos entre dos y cuatro proyectos al año, siempre coincidiendo con la semana de ARCO (en esta semana además de exposición en El Invernadero organizamos otra privada en una localización secreta de nuestro portfolio inmobiliario) y también con motivo de la Semana de la Arquitectura de Madrid. En este marco es el segundo año que organizamos una exposición colectiva y este septiembre hemos expuesto 14 artistas, fruto de una convocatoria que ha hecho una llamada a ‘Pensar la Ciudad’, con un jurado de excepción además. Ha habido un premio especial y la artista ganadora será quien exponga individualmente en El Invernadero en la semana de ARCO 2025.
¿Qué tres cualidades ha de tener una propiedad para que entre a formar parte de vuestro portfolio?
Una buena localización, la singularidad, que es un factor determinante, y el potencial para convertirla en un objeto de deseo.
¿Dónde está la línea roja y que es lo que no puede tener una casa con el sello The Sibarist?
Una mala localización, un entorno molesto, unas malas vistas, la mala construcción y, en general, el mal gusto. Tenemos una definición del buen gusto pero no tiene que corresponder con el de todo el mundo. Siempre decimos no a lo que no es The Sibarist.
¿Cuál es el retrato robot de vuestro cliente?
Tenemos clientes con diferentes motivaciones como, por ejemplo, inversores que buscan comprar bien y poner en valor, o personas que quieren casas para vivir. Algunas casas se venden llave en mano, ya reformadas y amuebladas, otros prefieren la propiedad en bruto para reformar. En cuanto a las nacionalidades, depende de las zonas, si es en Madrid capital, zonas prime, como Recoletos, Jerónimos, Justicia, Almagro o Jerónimos, trabajamos mucho con cliente latinoamericano. Cada vez observamos más el aumento de nórdicos y norteamericanos. También españoles en otras zonas de Madrid como Aravaca, Nueva España o Hispanoamérica. En cambio, en el norte, por ejemplo en Cantabria, hay mucho cliente español pero también procedentes de Canadá y Francia, norteamericanos y latinoamericanos, especialmente mexicanos.
¿Existe en el mundo inmobiliario el concepto de coleccionista de casas? ¿Cómo es?
Eso es un poco una rara avis. Si existe, no es lo mismo coleccionar una obra de arte que una casa. Cuando gestionamos la Casa Levene teníamos esa idea. La arquitectura sí tiene coleccionistas, se ven menos pero sí hay clientes que coleccionan casas basándose en localizaciones, Madrid, París, Londres, Miami, una finca en el campo… Esto está relacionado con el circuito de lujo. También les atraen las casas de arquitectura. No todo el mundo sabía apreciarla en España pero cada vez despiertan mayor interés. Creemos que desde el sector inmobiliario hemos hecho mucho en ese sentido. Hemos participado en festivales de arquitectura (llevamos diez años participando en Open House Madrid), organizado mesas redondas para hablar de casas concretas y realizado exposiciones de fotografía de arquitectura.
The Sibarist en cifras, ¿cuántas propiedades habéis vendido en estos diez años?
Cerca de 200 casas.
¿Por qué habéis reforzado vuestra oferta en el norte de España?
Antes de la pandemia, compramos una casa del siglo XVI y la rehabilitamos de forma integral. Tardamos dos años y medio porque tenía protección y una complicada gestión administrativa. Como consecuencia de ese periodo que estuvimos muy presentes allí, nos dimos cuenta del potencial y de la creciente demanda, por lo que decidimos iniciar allí nuestra actividad.
¿Qué está pasando?
En un corto periodo de tiempo el interés por el norte se ha puesto en auge. La gente huye del calor y Cantabria se ha puesto de moda, en concreto, la zona occidental y la parte oriental de Asturias. Desde la pandemia apreciamos mucho más la naturaleza y los lugares menos masificados. La gente busca casas singulares, de indianos y la arquitectura local está muy apreciada. Allí hay joyas a las que antes no se había prestado interés y que llevaban muchos años en venta. En la mayor parte de los casos están para rehabilitar. Hay mucho que hacer en este sentido. Nosotros ponemos en valor este tipo de propiedades y hemos conseguido vender, por ejemplo, el Palacio de Roiz, que llevaba diez años en el mercado y el Palacio indiano de Las Magnolias. Ambas en los últimos dos años.
¿Hacéis seguimiento de las propiedades?
Al final tienen algo nuestro o nosotras algo de ellas, porque las hemos gestionado de una forma tan personal y con tanto cariño que algunos dueños cuando las rehabilitan nos piden que las incluyamos en nuestro portfolio de eventos o en la colección de casas para viajeros. Una vez vendidas seguimos la evolución, cómo va la obra y todo el proceso, porque se establece una relación muy personal con cada nuevo propietario.
¿A qué creéis que se debe la proliferación de inmobiliarias?
Es un sector en auge ahora mismo. De hecho, Madrid se ha posicionado entre las ciudades más interesantes para invertir, es un objeto de deseo y está de moda. Se habla de la ciudad en todos los circuitos internacionales y a ello se suma el crecimiento de propuestas culturales, artísticas y de ocio. También hay proyectos internacionales que eligen Madrid para establecer su sede. El sector de la restauración ya estaba en expansión pero ahora también el cultural está en efervescencia. Todo ese interés por Madrid conlleva una mayor demanda. Por eso han surgido tantas inmobiliarias. En este momento hay más demanda que oferta, lo que impacta directamente en los precios.
¿De qué adolece el sector?
Creemos que necesita una profesionalización porque hay mucho intrusismo. Vender una casa no es colgarla en un portal y esperar a que te llamen. Hay que conocer los procesos, asesorar al cliente y saber acompañarle hasta el final resolviendo con agilidad cualquier imprevisto que pueda ir surgiendo. Hay agentes cuya estrategia se basa en sobrevalorar los inmuebles para así conseguir un mandato de la propiedad, con consecuencias nefastas porque acaban ‘quemando’ el inmueble sobre exponiéndolo, creando falsas expectativas a los propietarios y alargando considerablemente el proceso de venta con todo lo que eso conlleva. Es una visión cortoplacista que junto a otras malas praxis denostan esta profesión. Ser profesional es ser honesto con los clientes, aunque les digas aquello que no quieren oír. Para nosotros es la base, es parte de una vocación de servicio, de atención al cliente. Solo desde aquí se genera confianza y una relación a largo plazo.
La fidelidad es vuestro fuerte y os diferencia en el sector, ¿qué ofrecéis a vuestros clientes para que repitan y confíen tanto en vosotros?
Nosotros somos lo que decimos que somos porque para nosotras la coherencia ha sido siempre muy importante. Creemos que nuestro filtro en la selección de propiedades y en la relación con los clientes es determinante para construir esa confianza a largo plazo. Les gestionamos tanto la búsqueda de la casa para comprar o la venta, el lugar para pasar sus vacaciones y en ocasiones rentabilizamos sus propiedades. En muchos casos se convierten en amigos. Trabajamos a medida con el cliente. Aunque la búsqueda a la carta es más evidente en el norte porque hacemos el recorrido para encontrar la casa deseada, con acceso directo a la playa, con vistas al mar… hacemos una labor muy específica. Cuando conoces muy bien a tu cliente es muy probable que demos con lo que busca. Cuando vemos una propiedad sabemos a quién en concreto le puede interesar porque conocemos cuál es su estilo, cómo son sus gustos, qué les emociona, la rehabilitación que les gustaría hacer… son muchos datos con los que trabajamos. Al final conocemos su forma de vida y eso es porque ofrecemos una atención muy personalizada.
Evitáis la palabra lujo por definición, por qué?
Dentro del lujo, de lo que todo el mundo entiende por ello, nosotros somos un nicho pequeño que habla de arquitectura, arte y diseño. El nuestro es un perfil más cultural. Nuestro cliente tiene inquietudes relacionadas con esas tres disciplinas e interesado por todo lo que sea cultura. Así nos definimos más dentro de ese segmento tan grande que es el lujo.
Contadnos los planes de futuro.
Estamos ampliando la estructura comercial para proponer a nuestros clientes más lugares de Madrid y de otros lugares estratégicos como Asturias, Cantabria oriental, Islas Baleares y Galicia, que nos parece un sitio interesante. También queremos hacer algo en la Costa del Sol. Estos son nuestros mercados en crecimiento porque estamos consolidando nuevos retos. Notamos un creciente interés desde la pandemia por las casas de campo que estén a alrededor de una hora de Madrid y este es un producto que gestionamos ahora mismo.
Redacción: Beatriz Fabián
Beatriz es periodista especializada en contenidos editoriales offline y online sobre diseño, arquitectura, interiorismo, arte, gastronomía y estilo de vida.