Vidas mínimas a través del libro Utopías urbanísticas de Pedro Zuazua para Altamarea

Sarah Jane, Juan Luis, Manuel, Josefina, Amparo son algunos de los verdaderos protagonistas de las más de 200 páginas que recorren las colonias históricas de Madrid. El autor del volumen editado por Altamarea, el filólogo y periodista Pedro Zuazua, ha recogido el fruto de sus conversaciones con vecinos, arquitectos, historiadores y exalcaldes que, combinadas con las fotografías de David Expósito, invitan al lector a sumergirse en una historia paralela de la ciudad. Un entramado de relatos de la vida cotidiana y de recuerdos del pasado que transmiten otra forma de vivir, como la de los vecinos que sacan las sillas a la fresca para interactuar con sus semejantes, modos de interactuar y ver pasar el tiempo ya casi inexistentes en las grandes urbes. 

En las 45 colonias que perviven diseminadas por el plano de la capital, viviendas unifamiliares creadas bajo el paraguas de la Ley de Casas Baratas, Zuazua desgrana un capítulo de la historia urbana de Madrid. En el prólogo del arquitecto y urbanista José María Ezquiaga, remarca la singularidad de estos reductos del pasado con esta frase “su nacimiento, crisis y transformación representan una lección viva de las promesas y frustraciones del doloroso tránsito urbanístico del Madrid moderno a la metrópolis contemporánea”. 

Los reportajes de tipo periodístico que presenta el libro descubren oasis urbanos que bien podrían copiar los planes urbanísticos de futuro en la ciudad, con recursos y diseños pensados en la convivencia y el bienestar de sus habitantes. Aunque no todo el relato cuenta las bondades de este modo de construcción, pues muchas de esas colonias padecieron en el pasado también las inconveniencias de su idiosincrasia como la falta de calles asfaltadas, su reducido tamaño, la ausencia de ducha y lavabo, o como las de la Colonia Arroyo Meaques que carecían de cimientos.

La conservación de sus particulares construcciones ha permitido que subsistan originales casas de estilo nazarí, otras de tipo modernista regionalista. Es el caso de las de la Colonia de la Prensa en Carabanchel, que abre la serie, y que tenían zonas verdes diseñadas nada menos que por Cecilio Rodríguez que fue jardinero mayor de Madrid. 

Armado con su bicicleta y la mascarilla de rigor en 2020 que es cuando comienza Pedro Zuazua su aventura por las colonias, el autor traza un dibujo costumbrista lleno de tiernas historias mínimas, emociones y pequeñas anécdotas que para los habitantes de estas casitas forman parte de sus recuerdos entre nostálgicos y desveladores de cómo era la sociedad hace unas pocas décadas. 

Como relata el escritor al contar la historia de la Colonia Ciudad Jardín del Norte, de Tetuán, los vecinos sacan las sillas a la calle en las noches más calurosas e, incluso, una mesa de ping-pong para echar el rato. Algunos, aprendieron a montar en bici por las calles poco transitadas. Por ello, no es de extrañar que alguno de los entrevistados de Zuazua prefieran que estas colonias permanezcan en el anonimato y el desconocimiento.

Es interesante cómo Zuazua describe una tipología de habitante de estas agrupaciones de viviendas diciendo que “es como si tuvieran un mapa de la colonia en la cabeza. Un mapa en el que se ubican las diferentes historias de los vecinos, sus circunstancias y curiosidades. Un mapa con notas al margen en las que se explica la historia del lugar”. Según el autor “pertenecen a una estirpe de personas que van tejiendo un hilo invisible hecho de empatía, curiosidad y tiempo. En casi todas las colonias hay, al menos, una persona así”. Al hablar de la Colonia Boetticher y Navarro, cuenta algo esencial que recorre este libro y es que las colonias son como “un pueblo dentro de otro pueblo”.

Redacción: Beatriz Fabián

Beatriz es periodista especializada en contenidos editoriales offline y online sobre diseño, arquitectura, interiorismo, arte, gastronomía y estilo de vida.