Mérida Yucatán: un paraíso de cultura y arquitectura

Cuenta una leyenda, bastante bien documentada, que Colón apostó con el resto de nobles en uno de sus banquetes de bienvenida, tras descubrir las Indias, a que podría sostener un huevo de pie sin ayuda de nada más. Después de que el resto de la mesa se estrujase la cabeza para resolver el acertijo, Colón, con aire de superioridad, aplastó el huevo contra la mesa. La mueca de asombro de los presentes llega hasta nuestros días, así como la moraleja de la anécdota: una vez lograda la hazaña, cualquiera puede verla como algo sencillo.

50 años después de su proeza, no la del huevo, sino la de cruzar medio mundo en barco, su historia inspiraría a otro español: Francisco de Montejo el Mozo. Sabiendo que ya no era imposible, se embarcó en una aventura de ultramar para terminar fundando la ciudad de Mérida, ubicada en el corazón del estado de Yucatán.

Recuerdos coloniales

Un pasado que le otorga una personalidad única a esta ciudad, donde cada rincón esconde un pedazo de historia. Desde los vestigios de arquitectura colonial, presentes en la Plaza Grande, hasta la propia casa de Francisco de Montejo, que todavía se conserva. Dejarse sorprender por sus calles, disfrutar del teatro Peón Contreras y el palacio de la música, o caminar por el paseo de Montejo al atardecer son algunas de las experiencias que no se pueden pasar por alto.

Mención especial para la Catedral de San Ildefonso. Rebautizada como Catedral de Yucatán, se engalana cada jueves para ofrecer una vista única al visitante. Al caer la tarde, su monumental fachada se convierte en una pantalla donde se proyecta un espectáculo de luz y color.

Si quieres profundizar en su historia, te recomendamos recorrer también el Barrio de San Juan, donde podrás encontrar el arco del mismo nombre, vestigio de lo que otrora fuese la muralla de la ciudad. De esta época también se conservan los arcos de Dragones y los arcos del Puente, ubicados en el apacible barrio de la Mejorada.

Sería a partir del siglo XIX cuando la ciudad dejaría de lado su pasado para abrirse a nuevos horizontes arquitectónicos, en un periodo conocido como afrancesamiento. Esta transformación de la ciudad se debe, en gran parte, al comercio del henequén, también conocido como el ‘oro verde’ en la región. Una planta que revitalizó la ciudad y de la que se puede aprender más en la Hacienda Sotuta de Peón.

Un claro ejemplo de esta nueva arquitectura son las casonas del Paseo de Montejo: una avenida que recuerda a los grandes bulevares parisinos y que resulta especialmente agradable para practicar la flânerie. En otras palabras, caminar sin rumbo fijo, gozando más del camino que del destino.

Excursiones mayas

Una vez recorrida la ciudad, te recomendamos hacer una excursión a los excelentes restos arqueológicos mayas que todavía se conservan. Comenzando por Chichen Itzá, quizá la más emblemática de las pirámides mayas de la península. Un monumento que está considerado una de las siete maravillas del mundo moderno y que se encuentra a menos de dos horas de camino. Algo más cerca, pero en dirección sur, se puede visitar Uxmal, una antigua ciudad maya del periodo clásico y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996.

Y si prefieres algo aún más cercano, puedes acercarte a descubrir las ruinas arqueológicas de Dzibilchaltún, coronadas por el templo de las Siete Muñecas. Un lugar mágico, especialmente en primavera, ya que durante este equinoccio se puede observar el sol entrando a través de las puertas, ofreciendo una perspectiva única de la complejidad y precisión con la que los mayas construían sus templos.

Dejamos para el final los famosos cenotes: cavernas esculpidas por un meteorito que cayó cerca de lo que hoy se conoce como Mérida, creando el cráter de Chicxulub. Este meteorito, que puso punto y final a la era de los dinosaurios, originó también estos parajes únicos donde ahora los visitantes pueden darse un chapuzón. De hecho, la ciudad de Mérida está literalmente rodeada por estas formaciones, por lo que puedes elegir el que más te guste para realizar una escapada inolvidable.

La Casa Lira

Ya nos hemos dejado inspirar por los rincones y monumentos que Mérida tiene para ofrecer. Pero probablemente te preguntes si existe un alojamiento igual de mágico. La respuesta es que sí: la Casa Lira.

Esta propiedad fue el hogar del periodista Carlos Menéndez (1872-1961), fundador del Diario Yucatán. Este periódico, pionero de la prensa independiente en México, celebra su centenario en este 2023, y sirvió de altavoz para que Menéndez denunciara las injusticias sociales. De hecho, la propia fachada de la casa le sirvió como herramienta de comunicación, donde colgaba mensajes en forma de “lira popular”, estrofa de cinco versos de la métrica española e italiana. Los mayores de Mérida aún recuerdan los versos del poeta en su fachada, de ahí que popularmente se la conozca como Casa Lira.

La casa cuenta con una ubicación perfecta, cerca del Paseo de Montejo, y rodeada por sitios de interés histórico y cultural como el Museo de Antropología, la Iglesia de Santa Ana, el Parque de Santa Lucía o la Plaza Grande.

De hecho, su ubicación es única. Solo existen una decena de casas catalogadas como patrimonio histórico en Paseo de Montejo y, de ellas, solamente un par se conservan como casa-habitación.

Además, la propiedad fue remodelada por el estudio Reyes Ríos + Larrain, artífices, junto a Roberto Hernández (Banamex), de la revitalización de muchas de las haciendas de henequén de Yucatán que estaban abandonadas. Un sello de autor que apuesta por la preservación de lo antiguo y por los principios de bienestar y sostenibilidad.

Una casa con historia, sin duda, pero también un espacio donde disfrutar de la propia estancia. Por ejemplo, durante la puesta de sol en la azotea, desde donde se pueden admirar las Casas Gemelas, uno de los monumentos más emblemáticos del paseo de Montejo. O disfrutando del porche en sus mecedoras y de la refrescante piscina de interior.

Conoce más Casa Lira 

Gastronomía mexicana

El estado de Yucatán en general, y Mérida en particular, ofrecen al visitante una gastronomía muy variada reconocida a nivel internacional. Prueba de ello son restaurantes con sello de autor como Kuuk o Huniik, ambos muy cercanos a la Casa Lira. Lugares que apuestan por el producto local como norma, pero que revolucionan la centenaria cocina mexicana para sorprender al comensal.

Para el desayuno hacemos varias recomendaciones. A la vuelta de la esquina de Casa Lira encontramos El barrio, valorado como uno de los mejores lugares para desayunar y tomar un brunch. También recomendamos Pan & Køf.fée, especializado en cocina francesa, donde tienes que probar su tierno quiche, su sabroso laing y sus singulares huevos benedict.

Si buscas algo más tradicional, puedes sentarte a la mesa en Kool Kaab, una acogedora tortillería donde disfrutar del maíz en todas sus formas: tamales, quesadillas, tacos e incluso bebidas. O puedes disfrutar de la comida tradicional yucateca en la Hacienda Teya, que acaba de abrir una tercera sucursal enfrente del parque de Santa Lucía.

Para comer pescados y mariscos Crabster es muy recomendable, en el paseo 60, área en la que encontraremos sitios ricos para comer.

La sorbetería Colón está en paseo de Montejo (toda una tradición local) y tiene sorbete y helados de frutas locales naturales. Otra recomendación es la paletería Las Rellenas de la 60, cuyos helados están elaborados a partir de frutas de temporada y dulces.

La cena, sí o sí, tiene que ser en este mismo parque. Un espacio que va ganando encanto conforme cae la luz del sol. Aquí, además de la Hacienda Teya, puedes encontrar restaurantes como Apoala, especializado en comida oaxaqueña y donde los jueves se puede disfrutar de una serenata yucateca.

Artesanía local

Os recomendamos la tienda de artesanía Entrepiso en la calle 60.

Para compras de artesanía o productos nacionales cerca de casa Lira está Casa THŌ Concept House, un palacio del s. XIX reconvertido en una interesante propuesta cultural y de ocio con boutiques de firmas mexicanas, restaurante, galería de arte donde también se puede disfrutar de conciertos de jazz.

Redacción: Juan Antonio Marín.