Entrevista a Rosa Ferré
Una charla con Rosa Ferré, co-directora de TBA21 en Madrid junto con Markus Reymann, una fundación internacional que defiende el poder del arte como trasformador de la sociedad y que lanza el proyecto piloto de un instituto llamado Organismo.
La fundación internacional TBA21 comienza nueva etapa en Madrid y junto con el Museo Thyssen-Bornemisza, el ministerio de Cultura y otros agentes lanza la iniciativa de crear Organismo. Consiste en un programa de estudios independientes que formará grupos de trabajo interdisciplinares coordinados por un agente artístico que trabajarán durante un año en distintos proyectos con el objetivo de promocionar el poder trasformador del arte en el medio ambiente.
Esta novedosa idea pone en evidencia el poder transformador cuando se produce la intersección entre arte, ciencia y medio ambiente. Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (TBA21) se creó hace dos décadas por la filántropa y coleccionista Francesca Thyssen-Bornemisza, una activista que abandera la cuarta generación del compromiso de la familia Thyssen con las artes y el servicio público. La Fundación TBA21, con sede en Madrid y Viena, promueve la Colección TBA21 y sus actividades de divulgación, que incluyen exposiciones, programas públicos y colaboraciones con otras instituciones culturales y cívicas.
Desde que la fundó en 2002, puso sobre la mesa sus inquietudes hacia el colonialismo, el feminismo y la ecología y tomó la vía de trabajo de los derechos de la naturaleza, intentando cambiar las políticas y trabajar a largo plazo con el arte como disciplina con la capacidad de transformar el presente y con los artistas como mediadores. Los tres polos de la fundación son los proyectos Ocean Space en Venecia, otro de conservación y regeneración del frente marino en Jamaica y, ahora en Madrid, lanzan Organismo. Rosa Ferré co-directora junto con Markus Reymann de TBA21 en España nos habla de la fundación y del nuevo proyecto.
¿Qué diferencia a TBA21 de otras fundaciones?
Hace 20 años que Francesca Thyssen decidió hacer una colección de arte contemporáneo y, para hacerla bien, tenía que trabajar con comisarios y empezó a trabajar con artistas que eran muy poco conocidos como, por ejemplo, Olafur Eliasson que entonces era muy joven. Creo que la diferencia es que ella trabaja a largo plazo con los artistas en lugar de solamente ir a una feria y comprar sino que a los artistas les da como un espacio de trabajo, les ayuda a participar en bienales internacionales, elaborar proyectos demasiado grandes para una galería.
¿Por qué Francesca Thyssen quiere mantener viva su colección y mantener esa conexión con España?
Su colección estaba en Viena pero dada la estrecha relación de Francesca con su padre y su gran admiración por él quería continuar trabajando más de cerca con el Museo Thyssen y quería ver, cómo esta cuarta generación de una familia de coleccionistas podía contribuir desde el arte contemporáneo a que la colección siguiera viva no fuera solo una colección de grandes maestros de vanguardia.
¿Dónde está el origen del espíritu que quiere transmitir TBA21?
Francesca siempre ha trabajado con artistas muy preocupados por cuestiones como el colonialismo y la ecología con el objetivo de poner sobre la mesa un pensamiento crítico contemporáneo. Gracias al acuerdo con el museo Thyssen-Bornemisza y Carmen Cervera en el museo existe un espacio donde presentar nuestros proyectos e intentar dar voz a los artistas y trabajar con ellos porque el arte tiene la capacidad de transformar realmente el presente porque los artistas son enormes mediadores, capaces de abrazar la complejidad que es lo que al final es necesario para resolver los problemas frente a la violencia.
¿Por qué TBA21 pone el acento en la ecología?
Francesca Thyssen quería trabajar con la ecología desde hace tiempo cuando nadie hablaba de este tema y una de sus preocupaciones eran, por ejemplo, los derechos de los indígenas, algo que ahora es actual pero que hace 20 años nadie reparaba en ellos.
¿Es aquí donde entra en juego TBA21–Academy?
Ella estaba viendo cómo al final siempre son las poblaciones indígenas las que son explotadas desde fuera y entonces fundó TBA21–Academy que es una especie de incubadora de proyectos en los que el arte siempre lidera procesos en los que hay más agentes interdisciplinares y que siempre tiene la mirada puesta en la transformación ecológica. De ahí salió la oportunidad de abrir un espacio en Venecia que se llama Ocean Space porque dentro de todo lo que significa la ecología en aquel momento, junto con Marco Rayman, les pareció que se hablaba poco del agua entendida desde un sentido muy amplio de los océanos y de otras muchas cosas. Entonces
La fundación tomó esta guía de trabajo de la ecología para, a través del agua, hablar de muchas otras cosas, de conservación, de los derechos de la naturaleza.
¿Cómo entiende TBA21 la ecología?
Defender ríos, mares, en definitiva, el planeta a partir de lo que se llaman los derechos de la naturaleza. En este sentido, hemos trabajado mucho acerca de la idea de lo que es conservación o regeneración porque en los procesos complejos preferimos hablar de ecología a más largo plazo e intentar luchar contra las soluciones cortoplacistas, siempre muy relacionadas con las agendas de los políticos.
¿La fundación TBA21 creada por Francesca Thyssen-Bornemisza vive una nueva etapa con el traslado a Madrid?
La sede de TBA21 estaba en Viena y ahora ya es una fundación española porque Francesca Thyssen quiere traer a Madrid su colección de arte y donarla a España como hizo su padre. Este traslado brinda la posibilidad de trabajar más a fondo con el Museo Thyssen-Bornemisza. Su colección privada se conoce pero ella quiere traer aquí esa vertiente más ecológica, también es importante el hecho de que aquí existen muchas fundaciones de arte y TBA21 quiere ser el pegamento de diversas iniciativas.
Como co-directora de TBA21, ¿cómo valora este traslado? ¿Esto significa algún tipo de cambio de rumbo?
Lo que diferencia y hace original a este nuevo programa, frente a otras iniciativas del museo, es que experimenta procesos y metodologías aplicados a casos muy diversos que van desde la reforestación de un solar a través de un proyecto artístico, que se realizará con la colaboración de Abadía Retuerta, hasta la puesta en marcha de un mercado de proximidad para la regeneración del barrio de San Agustín de Córdoba por medio del arte, que se está trabajando junto con la Fundación Carasso.
¿Cuáles son los valores fundamentales que ponen las bases de TBA21 ahora que ya es una fundación española?
Con la experiencia en diferentes lugares donde hemos apoyado procesos complejos, nos hemos dado cuenta de que los artistas actúan como mediadores y que, cuando ellos intervienen, los resultados de todas las acciones, realizadas junto con científicos, políticos y personas directamente implicadas, son más inclusivas y eficaces. Nosotros lo que creamos es una especie de escuela de pensamiento, una manera de enfrentarse a los conflictos para buscar soluciones idóneas para todos.
Entre sus nuevos proyectos está la creación de un programa de estudios independientes, Organismo. ¿En qué consiste? ¿A quién va dirigido el programa, a un público en concreto, de una edad o de unos intereses determinados?
TBA21–Academy y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza queremos presentar Organismo, bajo el subtítulo de Arte en ecologías críticas aplicadas, como un programa de estudios independientes co-diseñado por ambas instituciones y centrado en las nuevas formas de conocimiento surgidas de la relación entre arte, ciencia, políticas públicas y prácticas medioambientales regenerativas.
¿Cómo surge la idea de crear Organismo y cuál es su objetivo?
La idea surge hace tres años y la finalidad es trabajar sobre la idea de pluralidad, es algo vivo y cambiante y no tiene una dirección sino que la manera de hacer es comparable a la de un organismo en el que cada órgano tiene una función, por eso cada componente tendrá unas tareas y responsabilidades y la jerarquía es horizontal.
¿Cuál es el método inicial de trabajo de Organismo?
Se basa en crear una red de colaboradores en la que están en juego arquitectos, diseñadores, cineastas, escritores, científicos, filólogos, artesanos… Este es un proyecto piloto que surge de la colaboración de muchos agentes que se acercan a los museos como territorio de la cultura y trabaja con la idea de engagement, ver cómo desde el arte surge una empatía.
¿Cómo va a funcionar y cuáles son las fechas clave?
El programa arranca como prueba piloto en esta primera edición que se celebrará entre enero y junio de 2024 y tiene dos dimensiones: la pública que va a tener diferentes formatos, ya sean charlas, performances y mini festivales; y, otra, la particular destinada a los alumnos, con sesiones de trabajo focalizadas en los casos a tratar. Los participantes serán artistas, académicos, investigadores, diseñadores y exploradores de prácticas interdisciplinares, tanto nacionales como internacionales.
TBA21 tiene sede en Viena, ahora en España pero también en Jamaica, ¿qué se está haciendo en esta última sede y qué relación tienen todos los proyectos y actividades que se están realizando? ¿Cuál es el hilo conductor?
Por ejemplo, en Jamaica, para regenerar y conservar un frente marino de seis millas, devastado por la sobreexplotación y el turismo desmedido, se ha creado un proyecto de apoyo tanto económico como de diferentes agentes, políticos, científicos y con los artistas y los pescadores, se ha comprobado que gracias a los acuerdos que se han ido deliberando, la producción de pescado se está elevando y que ya están sacando unos resultados económicos de manera que empiezan a autosostenerse. Ha sido posible gracias a que los artistas han estado mediando en los procesos. Este es un ejemplo o prototipo que se puede llevar a otros lugares.
Redacción: Beatriz Fabián
Beatriz es periodista especializada en contenidos editoriales offline y online sobre diseño, arquitectura, interiorismo, arte, gastronomía y estilo de vida.
Fotógrafa: Nieves Díaz.