The Sibarist

Madrid se come a bocados: el irresistible encanto de los puestos de mercado

Olores, sabores y conversaciones al vuelo: así se vive hoy la gastronomía más apetecible de la ciudad.

En cuanto cruzas la puerta de un mercado madrileño, algo se activa. El chisporroteo de una plancha, el aroma de un guiso que recuerda a casa, el crujido de un pan recién tostado. Hay movimiento, risas, copas que se chocan y cucharas que no esperan. Los puestos de comida se han adueñado del espacio y convierten cada pasillo en una invitación a probar “solo un bocado más”.

Puedes empezar con una croqueta cremosa que se deshace al primer mordisco, seguir con un taco jugoso o un bocata que gotea lo justo y acabar compartiendo un plato mientras apoyas el codo en la barra. Cocinas pequeñas, abiertas, donde ves cómo se termina tu pedido y donde el cocinero te guiña un ojo antes de servirte. Y todo con una ventaja difícil de igualar; producto de primera, bien tratado, a precios que no asustan. Comer bien, mucho y con sentido, una relación calidad-precio que convierte a los mercados en un pequeño lujo cotidiano.

Por eso los mercados están más vivos que nunca. Son ese plan que no se planea: quedar “un rato”, picar algo, alargar la charla y revivir la nostalgia de volver al mercado, de saludar a los de siempre y sentir que, por un momento, todo sigue en su sitio. Da igual si vas solo, en pareja o con amigos; siempre hay un puesto que te llama, una barra libre, una excusa para quedarte un poco más. Madrid se está comiendo de pie, a bocados y honestamente… cuesta resistirse.

Gustoo, el street food con alma de alta cocina

Los chefs Aldo Sebastianelli y Jorge Cal en Gustoo, puesto 21 del Mercado de San Antón

Situado en la segunda planta del Mercado de San Antón, este pequeño puesto dirigido por los chefs Aldo Sebastianelli y Jorge Cal ha logrado algo poco común: llevar técnicas de alta gastronomía a bocados que puedes devorar por menos de lo que cuesta una hamburguesa callejera. 

Una barra, cajas de cartón llenas de sabores y la energía pura de quien cocina frente a ti. Aquí los baos, filloas y brioches tienen nombre propio y combinaciones que parecen viajar por el mundo con cada bocado: costilla cocinada a baja temperatura, pollo frito con especias coreanas o gambones envueltos en texturas crujientes y salsas que juegan entre lo ácido, lo dulce y lo picante. 

Uno de los top ventas en Gustoo, el bao con pollo K

Cada ingrediente, fermentado o encurtido por ellos mismos, es una sorpresa que despierta los sentidos. Y así, entre colas que se forman antes de que abra, conversaciones con el cocinero mientras te explica su última creación y miradas de complicidad con otros comensales, Gustoo se siente menos como un puesto y más como una experiencia por descubrir. Es el tipo de parada que te deja con ganas de volver, no solo por su relación calidad-precio sino por cómo te hace sentir: parte de la escena, parte de la moda, y sobre todo… parte de Madrid.

Tripea, un viaje gastronómico que despierta los sentidos

Tripea en el Mercado de Vallehermoso

Justo cuando crees que ya lo has olido todo, el pasillo del Mercado de Vallehermoso te lleva a Tripea, ese puesto que te hace viajar. Aquí Roberto Martínez Foronda juega con aromas y texturas como si pintara en un lienzo.

Tripea abrió en 2017 y desde entonces no ha dejado de crecer, hasta convertirse en uno de esos lugares donde el éxito se mide de la forma más sencilla: intentar conseguir mesa. Parte de la culpa la tiene uno de los menús degustación más atractivos de Madrid, un recorrido pensado al detalle que resume su cocina a base ceviches que explotan en boca, sopas tibias con notas picantes, dumplings y platos a la brasa que parecen contar historias de Perú, Japón o Tailandia mientras los saboreas. 

Su propuesta es una invitación a detenerte y dejarte llevar, donde cada plato tiene esa chispa que te hace cerrar los ojos y sonreír. Esa mezcla de producto fresco, técnica fina y creatividad le valió el reconocimiento al mejor puesto de mercado de Madrid en 2023 en su categoría. 

Ceviche de mejillones, un clásico de Tripea

Tripea demuestra que la cocina de mercado no está reñida con la ambición culinaria y que incluso en medio de pasillos llenos de vida puede surgir un lugar donde cada bocado es una pequeña aventura sensorial que invita, inevitablemente, a volver.

Kitchen 154, amor por el mercado y pasión por la cocina callejera

El local de Kitchen 154 en Noviciado, una tasca en Malasaña

En cuanto te acercas a Kitchen 154 el aroma del curry caliente, a lima, a chile recién machacado, el picante que se intuye en el aire y el sonido rápido de la cocina anuncian que aquí se viene a jugar fuerte. Su propuesta, inspirada en el street food del Sudeste Asiático es directa, intensa y sin concesiones: platos pensados para comer al momento, con las manos o con palillos y con una sonrisa inevitable después del primer bocado comentando con quien tienes al lado si “pica mucho” o “pica lo justo”.

Kitchen 154 fue de los primeros en traer este tipo de cocina callejera al mercado, cuando todavía no estaba tan de moda y sigue manteniendo ese espíritu canalla que engancha. Su éxito ha sido tan natural que hoy los puedes encontrar en tres direcciones distintas de Madrid. En el Mercado de Vallehermoso, su casa, su origen y el lugar donde entendieron que el mercado era mucho más que un punto de partida. Después llegó Noviciado, convertido en esa tasca de Malasaña que siempre quisieron tener. Y más tarde, Conde, un local inspirado en los Bia Hoi vietnamitas, donde la cerveza corre fría, el ambiente es desenfadado y la comida sigue siendo la gran protagonista.

Costillas coreanas, top ventas en Kitchen 154

Tres espacios distintos, una misma filosofía. No pretende gustar a todo el mundo, pero conquista a quien busca sabores intensos, viajes lejanos y esa adrenalina tan propia del buen street food. Aquí no se viene a comer tranquilo; se viene a disfrutar, sudar un poco… y volver.

Doppelgänger, cocina planetaria para comer sin fronteras

Doppelganger en el Mercado de Antón Martín

Entre el bullicio del Mercado de Antón Martín hay un puesto que no se parece a ninguno de los anteriores y justo ahí está su encanto. Doppelgänger no grita, no busca llamar la atención a base de ruido o picante, pero te atrapa igual. Lo hace con aromas más sutiles, con platos que mezclan mundos y con una sensación clara desde el primer bocado: aquí se cocina con cabeza, con viaje y con mucha curiosidad.

Su propuesta se define como cocina planetaria y no es una etiqueta gratuita. En su carta conviven ingredientes, técnicas y recuerdos que cruzan continentes sin perder coherencia. Hay sabores que te llevan a Oriente Medio, otros que miran a Latinoamérica o al Mediterráneo, siempre con el producto bien tratado y una ejecución precisa. Platos pensados para compartir, para probar despacio, para comentar mientras apoyas el plato en la barra y miras cómo el mercado sigue latiendo a tu alrededor.

Cebolleta roll, un clásico en Doppelganger

Doppelgänger es ese puesto que te invita a bajar una marcha. A pedir una copa de vino o una cerveza tranquila, a dejarte sorprender y a disfrutar de una cocina que busca acompañar. En medio del ritmo acelerado del mercado, funciona como un pequeño refugio gastronómico donde cada bocado tiene intención y cada mezcla sentido. El broche perfecto para entender que los mercados madrileños no solo están más vivos que nunca, sino que también saben mirar al mundo entero sin moverse del barrio.

Descubre la esencia del barrio de Las Letras a través de una ruta gastronómica que recorre cinco lugares icónicos donde cada plato cuenta una historia de Madrid. Un paseo entre aromas y sabores que celebran la historia y la diversidad culinaria de la ciudad.
ISSEI celebra el verano con su menú bufet del día Nikkei, con platos ligeros perfectos para el calor.