Casa centenaria para disfrutar de la vida rural en Cantabria

El salón-comedor, con suelo de loseta de barro, ocupa una antigua cuadra de piedra vista de 80 m², cuyo techo a doble altura se ha aprovechado para crear una impresionante biblioteca con más de 800 libros, accesible a través de un altillo, que se completa con un despacho. La zona de tertulia cercana a la chimenea está compuesta por dos sofás situados en paralelo y vestidos con loneta en tono arena

Con acceso directo al jardín, la cocina cuenta con office y barra para dos personas, con taburetes de Tristán Domecq, y mesa de cedro francesa del siglo XIX colocada bajo una lámpara de fieltro blanco.

En la planta superior, los cinco dormitorios dobles, que ocupan las estancias originales de la casa, tienen capacidad para 10 personas y están distribuidos en tres niveles. Presentan suelo de tarima de madera, paredes con papel pintado de William Morris y decoración en tonos cálidos que garantizan el confort.

Los propietarios han dotado a la casa de un estilo rústico chic mediante la cuidada elección de complementos artesanales y piezas restauradas procedentes de anticuarios y almonedas, como la mesa de madera maciza del comedor que se completa con sillas Tulip. Entre la selección de antigüedades destaca una lámpara de araña milanesa de hierro forjado pintada a mano.

La madera tradicional tallada a mano contrasta con los detalles contemporáneos fruto de la rehabilitación, como las escaleras flotantes de acero o la iluminación que es el toque decorativo favorito del propietario. Las paredes encaladas casan bien con los modernos papeles pintados del precursor del movimiento Arts & Crafts, William Morris.

En el exterior, la finca goza de un gran jardín con pradera equipado con mesa de comedor de piedra, sillas y tumbonas plegables de madera, además de barbacoa de obra, a la sombra de dos robles centenarios protegidos de casi 200 años. Desde los asientos exteriores se puede disfrutar de vistas al apacible valle de Toranzo y a los campos vecinos donde pastan las vacas.

Un panadero ambulante reparte pan dos veces cada mañana y los pueblos cercanos de Alceda y Ontaneda ofrecen carnicerías, ultramarinos, pescaderías, servicios de lavandería y salud, y restaurantes, bares y bancos a menos de 10 minutos en coche.

En los alrededores se encuentra una Vía Verde, antigua vía férrea de 34 km convertida en sendero de recreación (a sólo 500 m). También están cerca del Valle del Miera, uno de los más espectaculares de la región pasiega, las Cuevas del Castillo (a 10 min.) y la playa de Los Locos (a unos 30 km). Santander es la ciudad más cercana, a 40 minutos, y Madrid, se encuentra a unas 3 ½ horas en coche.

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