Cocina por naturales en la Abacería de la Sal
Nuestro último descubrimiento en Cabezón de la sal, en Cantabria
Como muchos de nuestros lectores ya sabéis, Cantabria es nuestra segunda sede y además de descubrir casonas y palacios singulares por allí, también nos gusta profundizar en su rica gastronomía. Somos de la opinión que Cantabria es un paraíso gastronómico entre otros grandes atributos, que destaca por la calidad de sus materias primas.
Esto es algo casi obvio y que se da por hecho en casi todos sitios, con lo cual, decir que un restaurante destaca por su producto es mucho decir.
Pues nuestro último descubrimiento culinario se llama La Abacería de La Sal y está en Cabezón de la Sal. Pasa casi desapercibido, ubicándose en un lugar poco llamativo pero con una terraza que después del primer vistazo es mucho más de lo que parece. Su interior, un coqueto y pequeño restaurante de lo más acogedor. Aquí encontraremos una selección de conservas, quesos, vinos, embutidos… tanto para comer en la Abacería, como a modo de tienda para llevar.
La base de su cocina es el amor al producto, sin estridencias, apostando por lo tradicional. Un lugar donde sentarse a disfrutar sin ninguna prisa de algunas de sus propuestas: Solomillo de la huerta (Tomate antiguo de Tudela), su merluza o bocartes del Cantábrico… probamos varios deliciosos platos rematando la comida con La Sal de Cabezón, un sorprendente chocolate caliente con escamas de sal y aceite de acebuche, con crujientes paciencias de Luis Santos. Una gran experiencia que nos dejó con ganas de volver para probar Los huevos rotos al estilo de mi padre.
Una extensa y variada carta de vinos con grandes nombres y otras referencias menos conocidas, cuyo denominador común es la calidad. Un viaje por diferentes denominaciones de origen de nuestro país con propuestas muy interesantes. Se nota que el espíritu de Abacería está latente en la gran cantidad de opciones que encontraremos tanto para degustar como para llevar, algo que sorprende por ser un local pequeño, más tipo bistró.
Profundizando en el proyecto nos cuentan su historia. Lo regenta una familia con larga tradición hostelera. Todo comienza en Ruente, con el restaurante Casa Nacho González del que estuvieron al frente 25 años, llegando a estar en la Guía Repsol, en la Selección del Gourmet y conseguir estar entre la selección Bib Gourmand de la Guía Michelín. Nacho, decidido a abrir un local más informal con su hija Leticia y con el apoyo de su mujer Josefina, abrió este pequeño local de apenas 40 m2. El cual les está dando muchas alegrías, merecidísimas.
Como ellos dicen, «Cocina por naturales», es un auténtico tributo al producto.
Deseando volver muy pronto.