The Sibarist

Entrevista con la fundadora de Singular Spain

‘Un viaje a la singularidad’ es uno de los lemas de Singular Spain, una agencia de turismo nada convencional. La fundadora de esta aventura, María Pérez de Arenaza, nos explica en qué consisten esas escapadas introspectivas hacia la parte más humana que desvelan sus periplos.

María Pérez de Arenaza en El Invernadero

Los diseña y realiza a la medida de viajeros ávidos de conocer esas carreteras secundarias que prescribe como medicina para olvidar prejuicios e ir a la esencia de nuestros pueblos, costumbres, artesanías y, en definitiva, poner en valor a las personas que hacen posible esas capacidades tan singulares a través de una idea transversal.

Foto de Sara Janini. Cortesía de Singular Spain

Explícanos qué es Singular Spain, ¿cómo comienza este viaje personal tuyo que te lleva a crear una perspectiva distinta al viajero? 

Vengo del mundo de los grupos editoriales, primero trabajé en revistas de interiorismo y luego de moda. Durante muchos años, me encargaba de coordinar sesiones de fotos, de la producción, de buscar localizaciones, apagar fuegos y montar equipos. Con el paso del tiempo veía que me quedaba mucha carrera profesional por delante y que los grupos editoriales estaban languideciendo. Tenía la sensación de estar trabajando en un sitio donde se estaba apagando una velita sin saber cuánto más iba a durar y pensé que tenía que hacer algo, darle un giro, cambiar y hacer otra cosa. 

Cuando estábamos confinados me ofrecieron la oportunidad de salir de una de las revistas y tuve la sensación de que era el momento para trabajar por cuenta propia. Empecé a pensar a qué me podía dedicar ya que había estado muy relacionada con el mundo del turismo, al hacer la producción de reportajes, pues negociábamos con grupos hoteleros, líneas aéreas… y me dedicaba a buscar localizaciones por España y otros países. 

¿Por qué pones el foco en el turismo?

Forma parte de nuestra condición humana. Si puedes viajas, no porque sea una moda que venga y que vaya. Además, España es el segundo receptor de turismo mundial, y pensé que con tener una micro pizca de esto me daría con un canto en los dientes y me lancé a ello. 

Foto cortesía de Mantas de Grazalema

¿Cómo fueron los inicios?

Me puse a estudiar tendencias, a observar por dónde va el turismo porque, de alguna manera, había estado en contacto con él de un forma tangencial y sin haber estudiado nada. Lo gracioso fue que, debido a unas entrevistas que hice para la plataforma que cree On The 50 Road sobre mujeres inspiradoras mayores de 50, tuve una conversación con una bodeguera Esther Pinuaga. Tras estudiar y trabajar en Estados Unidos, quiso volver a su pequeño pueblo de la Mancha, Corral de Almaguer, para poner en funcionamiento los viñedos de su abuelo. Le pregunté: ¿Tú cuánto vendes fuera y cuánto vendes en España? A lo que respondió, “aunque te parezca mentira, vendo fuera el 80% de la producción que hacemos y yo lo que quiero es que la gente venga a mi bodega y vengan al pueblo porque además tenemos azafrán, queso, un montón de virtudes, unas lagunas maravillosas y quiero hablar con la alcaldesa para poner en valor el territorio. Aquella bodeguera había estado viviendo en Alemania, en un pueblecito por el Ring y decía “en cuanto florecían tres almendros, montaban una fiesta popular y aquí no hacemos esas cosas”. 

En resumen, al acabar esa conversación, me vino la luz. Pensé que era eso lo que tenía que hacer, poner en valor el patrimonio rural y toda la riquísima variedad que hay en el mundo rural español. Pensé que era maravilloso, porque además es algo muy bonito. Es realmente estar vendiendo viajes con una intención grande detrás. Eso es lo que me mueve, porque yo no soy una comercial por naturaleza. Me sentiría muy incómoda si tuviese que estar vendiendo una agencia de viajes al uso sin nada detrás, pero sí hacerlo con la idea de poner el valor el patrimonio rural y especialmente a la gente que trabaja en el mundo rural. 

¿Cómo definirías Singular Spain y en qué consiste? 

Es una plataforma divulgadora del riquísimo patrimonio rural español. Para ello, diseñamos y organizamos viajes por las áreas rurales españolas, en la península por el momento, con la idea de enseñar el patrimonio humano, cultural, histórico y paisajístico a través de rutas muy variadas. El valor diferencial es la intención que hay detrás de poner en valor el factor humano en cada comunidad. Para ello, organizamos encuentros con la gente que trabaja en el territorio, desde maestros artesanos, pequeños productores agropecuarios que se guían por buenas prácticas, dinamizadores de todo tipo, artistas, gente que con sus oficios ponen en valor su entorno y, sobre todo, que son grandes divulgadores, esa es la idea. 

Foto cortesía de Singular Spain

¿Cuáles son esos divulgadores, cómo llegas a ellos o cómo los eliges? 

Es algo variadísimo y lo hago a base de investigar mucho, a través de lecturas o preguntando cuando surge la oportunidad. Luego, diseño una ruta y hago una visita de prospección, me voy a la zona, donde ya he quedado con todas esas personas, voy a verlas, veo lo que hacen, donde trabajan, veo si merece la pena o no conocer a esa persona y ese lugar y así hago la investigación y el trabajo de campo. 

¿Cómo ha cambiado tu mirada? 

De este mundo no sabía nada. La relación que había tenido era la de viajar con mis padres y hermanos cuando éramos pequeños pero sigo siendo urbanita. Desde el principio, puedo decir de toda la gente que he visitado, que son muchos, que el 90% es gente genial. He ido haciendo un mapeo de toda España y tengo localizados desde artesanos, agricultores, restaurantes, hoteles con encanto, carreteras bonitas… Esto también es muy importante porque el lema de Singular Spain es ‘por donde solo te llevan las carreteras secundarias’.

Es decir, las autopistas te llevan a los lugares más icónicos de España y nosotros vamos a dar a conocer la España desconocida y ahí solo te llevan las carreteras secundarias. De hecho, quise llamar a la agencia Carreteras Secundarias pero como va muy dirigido al mundo internacional, sabía que no iba a poder ser. Sin embargo, me gusta mucho la idea de conocer el paisaje a través de esas vías. Me parece poético y muy elocuente. 

Foto cortesía de Singular Spain

En algún sitio he leído que algo de familia te viene, ¿cuáles han sido tus inspiraciones?

Tengo dos legados. Uno es el empeño de mi padre, gran amante de la historia y de la cultura, que nos llevaba de pequeños por el mundo rural visitando castillos, iglesias y monasterios. Creo que todo eso que nos enseñó habrá calado de alguna manera. El segundo, es que un bisabuelo mío se ocupaba de estudiar el folclore de España, la lengua, los vestidos de las fiestas regionales. Fue el fundador del Pueblo Español, un museo que existió en Madrid, y trabajó mucho también para el Museo del Traje. Siento como si hubiera cogido el testigo y ahora me tocara a mí continuar su legado, su trabajo, a mi manera. Él estaba enfocado en el estudio y yo en el turismo, es decir, que voy a dar a conocer su obra a través del turismo. Me gusta pensar que me está vigilando y que lo tengo que hacer muy bien, siento esa responsabilidad y, de alguna manera, me está protegiendo, me está diciendo sigue.

En un momento de la entrevista en El Invernadero

¿Cuánto tiempo te ha llevado diseñar este proyecto personal de Singular Spain?

Debo de llevar alrededor de tres años y medio. Ha pasado tiempo hasta que me he puesto realmente a hacer viajes porque es algo lento y cuesta mucho venderlo, sobre todo, porque creo que en España todavía no tenemos esa idea de los viajes por el interior. Es verdad que todo el mundo dice que con la pandemia, el turismo rural va en aumento, quizás sí, pero no creo que el turismo rural tenga que ser una cosa de moda. A quien le gusta, le gusta de toda la vida, yo lo hacía con mis padres de pequeña y no ha habido pandemia y han pasado muchas décadas.

Foto cortesía de Da Capo Escultura

¿Crees que en el extranjero la gente está más preparada para invertir en ese tipo de viajes? 

Es un poco en lo que ando. Creo que sí. Veo que en España en general el turismo rural se relaciona con los alojamientos y los restaurantes y alguna ruta de senderismo, con el fin de desconectar o reunirse entre amigos y con familia, sin ir mucho más allá. Y tengo la sensación de que hay gente extranjera con interés por el campo y con ganas de profundizar en el turismo de interior.

¿Cómo organizas los grupos? ¿Cuántas personas participan de estos viajes?

Son grupos pequeños y suelen ir dirigidos a personas de una edad 50 en adelante. Ahora estoy organizando un viaje para dos personas, aunque lo ideal es hacerlo con grupos de entre 6 y 12 personas y para una duración de unos cinco días pero también puede ser para más tiempo o, incluso, una escapada de un día de excursión. Que los grupos sean reducidos se debe a muchas razones. Primero, porque contribuye a que sea una alternativa al turismo masificado y porque la idea es conversar con las personas que vamos a encontrarnos y en un grupo de 20 personas, la conversación es muy difícil. Tiene que haber un feedback, poder disfrutar y conversar con las personas que vamos a ver para ser más conscientes. Además, tampoco los alojamientos en el mundo rural tienen grandes capacidades. 

¿Cuáles son tus principales asociados o con quienes colaboras habitualmente?

Desde el principio de este proyecto soy socia de Hispania Nostra, una asociación que se dedica a documentar y a hacer de altavoz del patrimonio material e inmaterial en situación de vulnerabilidad. La idea es que dentro de las rutas, si pasamos por alguna zona que se encuentra en la Lista Roja o de la Lista Verde de Hispania Nostra y veo que es interesante, nos acerquemos a ella para divulgar esa labor de esta institución. 

Luego en Madrid, organizamos rutas gastro culturales con una plataforma que se llama Próximo a Madrid, dedicada a comercializar producto local gastronómico de la comunidad. Tienen un puesto en el Mercado de Maravillas, hacen también eventos y colaboro con ellos para poner en valor a los productores agropecuarios madrileños. 

También, con la Diputación de Cáceres y con una asociación privada portuguesa, estamos diseñando una ruta transfronteriza sobre aldeas históricas que Portugal ya está comercializando. Como querían hacerlo transfronterizo con España, vamos a empezar por la Sierra de Gata, una zona que comparte con el centro de Portugal la historia, el paisaje, la cultura de la literatura histórica y quieren que esa ruta ponga de relieve esas coincidencias. 

Además, en la Sierra Norte de Madrid, con el Centro de Villa San Roque de la Comunidad de Madrid, que es muy activo, organizamos excursiones de senderismo para divulgar todo lo que hay en esa zona que tiene mucho por descubrir. Lo que hacemos en Singular Spain es colaborar en salidas siempre ligadas a alguna otra actividad cultural. 

También con la Fundación Silos para diseñar una ruta que dinamice el entorno entre el Monasterio de La Vid y el de Silos en Burgos.

Foto cortesía de Ganadería Álvaro Villanueva

¿Cuál es la filosofía del proyecto?

Con este tipo de viajes queremos llegar a los territorios más desconocidos y, muy especialmente, a las personas que con sus oficios ponen en valor su entorno. Organizamos encuentros con quienes consideramos los mejores embajadores de su territorio por lo que hacen y cómo lo hacen, por su sabiduría y sus valores. Personas que saben que la preservación de su legado más preciado es su razón de ser y lo que les convierte en únicos. Diseñamos viajes hacia lo singular donde la perspectiva humana es esencial para entender el entorno. Estos encuentros son el alma de Singular Spain.

El nombre lo define muy bien, ¿coincide con lo que quieres ofrecer y con lo que la gente te pide o tú también tienes que adaptar el viaje?

En principio como son rutas a medida, les pregunto sus intereses pero, voy llevándolos por el territorio. Si vamos a La Mancha, aunque no me lo digan ellos, creo que es importantísimo ver qué es un molino de viento, la importancia cultural y económica que han tenido y ver cómo se visten a los gigantes con las aspas y subir a conocer su funcionamiento. Hace poco organicé un viaje por allí con una familia, que tras ver el programa, me dijeron que quitarían la visita a una bodega porque ellos tenían viñedos. Pero claro, les conté que me parecía interesante conversar con un bodeguero que hace vino natural como ellos, que está empeñado en que se reconozca a nivel nacional y que está luchando contra las grandes producciones manchegas y que, además, nos iban a preparar una comida casera deliciosa. No se trataba de ir a una bodega a probar el vino y a ver cómo se hace, sino de conversar con su propietario, con quien trabaja los viñedos y la bodega, con quien arriesga, y quien ha heredado el oficio de su bisabuela. Se trataba de conocer la historia de la familia de Manuel, comer muy bien y disfrutar de una bodega totalmente quijotesca y de sus vinos.

Foto cortesía de Ganadería Pilar del Tiétar

¿Cuál es el viaje más emocionante que te han encargado hasta el momento?

Me cuesta elegir pero recuerdo con emoción el primero y porque fue al sur de Gredos, que es una zona especial. Había oído hablar mucho de esta zona y cuando lo conocí me quedé perpleja porque tiene algo, una energía y una belleza especial que no sé si viene de las montañas o dicen que del cuarzo que hay en el subsuelo. El caso es que atrae a mucha gente singular, muchos forasteros que se han instalado allí muy conscientes del entorno. Es un lugar con mucho verde y agua, con un paisaje fascinante de secaderos de tabaco, pequeños pueblos con encanto, alojamientos que producen bienestar… 

Lo diseñé para una mexicana y un alemán con tres hijos adolescentes y no me pidieron nada en especial, solo que eran andarines, hicieron senderismo por el monte, visitaron los pueblos, conocieron a mucha gente. Por ejemplo, a una ceramista sevillana y a un chico gran dinamizador de su tierra que los llevó a hacer rosquillas en casa de unas señoras de Villanueva de la Vera coincidiendo con las fiestas populares. También estuvimos en un huerto maravilloso que se llama Los Confites, de María Franco, otra gozada de sitio donde almorzaron. Luego fuimos a Ras de Terra, un laboratorio creativo muy interesante. Conocieron a unos productores de pimentón tradicionales que lo elaboran a la antigua usanza, en un paraje con vistas a la Sierra de Gredos. 

¿Algún descubrimiento fascinante que quieras compartir?

Una asociación a la que estoy ligada y que está en proceso de creación que se llama Camino del Asombro y trata de poner en valor la vida contemplativa y el patrimonio de los monasterios de España. Nuestra intención es revitalizar monasterios que están cerrando porque los monjes y las monjas ya no pueden hacerse cargo de ellos. Para ello se rehabilitan desde un punto de vista cultural, paisajístico, además contemplativo y espiritual. 

Nuestro proyecto piloto es el Monasterio de San Antonio el Real de Segovia cerrado desde hace tres años y que cuenta con una colección de arte sacro y unos artesonados mudéjares maravillosos. Recuerdo el día que fui a conocerlo y que tuvimos la oportunidad de pasear solos por sus estancias en aquel lugar histórico e inmenso. Fue una maravilla. 

Foto cortesía de Finca Fuente Techada

¿En qué estás trabajando ahora?

Este es uno de los proyectos, que irá lento, porque es bastante ambicioso y con el que tenemos que contar con apoyo institucional y filantrópico. También estoy trabajando en la ruta transfronteriza con Portugal y en el proyecto de la Fundación de Silos. Y viendo siempre otras posibilidades para diseñar rutas singulares que resulten atractivas a los viajeros curiosos.

¿Qué viaje te gustaría organizar y todavía no te han encargado y que significaría un sueño para ti y tu trayectoria en este campo?

Tengo muchas ilusiones. Una de ellas es que salga adelante Caminos de la Merina y contribuir a ello. Es una iniciativa puesta en marcha por Pepe de la Pisa, un gran dinamizador cultural de Extremadura, y la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Merino, con el fin de promocionar a la Merina de forma transversal, desde los ganaderos que custodian la raza, su cultura, el paisaje de cañadas, la trashumancia, la lana, la gastronomía, el arte y la moda…

También me encantaría recoger en un documental o en un libro a los últimos artesanos de un oficio porque me da mucha pena pensar que eso se acaba. Es verdad que la vida evoluciona, pero esos trabajos tradicionales confieren nuestra identidad. Si esos oficios desaparecen, ¿qué es lo que nos queda? ¿ La globalización? No solo son importantes por la belleza de lo que hacen sino por el legado cultural que preservan, lo que nos confiere identidad y riqueza como país. 

Silvia Hengstenberg, María Pérez de Arenaza y Beatriz Fabían

Redacción: Beatriz Fabián

Beatriz es periodista especializada en contenidos editoriales offline y online sobre diseño, arquitectura, interiorismo, arte, gastronomía y estilo de vida.

Fotógrafa: Nieves Díaz.

Fue la única finalista española en el Loewe Craft Prize 2023, gracias al que expuso su obra en el Noguchi Museum de Nueva York. Esta artista investiga y experimenta con materiales como papel, tejido y comida para crear instalaciones que interpelan al visitante.
Una cita con Beatriz Fierro para hablar sobre moda, arquitectura y, en definitiva, de la belleza. De su estudio sale una colección al año porque a esta diseñadora de moda y arquitecta le gusta partir de la experimentación y seguir un proceso lento en aras más de la calidad que de la cantidad.